El Arzobispo de Los Ángeles (Estados Unidos), Mons. José Gomez, alentó a los fieles a descubrir en esta Pascua el "motivo" por el que Dios lo ha creado a cada uno.
En su artículo titulado "Pascua y eternidad", el Prelado recordó que "somos hijos de Dios y él está personalmente comprometido con nuestras vidas. Él nos creó a cada uno de nosotros con un hermoso propósito, y se ha comprometido a ayudarnos para que nos transformemos en las personas que fuimos destinadas a ser".
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"A la luz de la tumba vacía, todos debemos redescubrir ese 'motivo' por el que estamos aquí. A la luz de la Pascua, hemos de comprender y creer verdaderamente, cuánto nos ama Dios", continuó.
Mons. Gomez indicó asimismo que "Jesús nos llama ahora a seguirlo desde esa tumba vacía y a percibir nuestra vida como un regalo de amor que recibimos de Dios. Él nos llama ahora a ver nuestro trabajo diario como un sacrificio y un servicio de amor que le ofrecemos a Dios y a nuestros hermanos y hermanas".
"Él nos llama a pasar nuestra vida al servicio de los demás, ofreciéndoles vida, esperanza y alegría. El amor, o es vivificante o no es amor verdadero. Y estamos llamados a seguir dando hasta que ya no podamos dar más".
El Prelado escribió también que "la tumba vacía es un testimonio de que estamos hechos para la trascendencia: para pasar de esta vida a la eternidad. La eternidad no solo significa una vida sin fin, significa también una vida que participa" del amor "de la Santísima Trinidad".
Mons. Gomez indicó que, a la luz de la vida y enseñanza de Jesús, "nos damos cuenta de que no fuimos simplemente arrojados a este mundo como fruto del azar, para seguir nuestro propio camino desde el principio de nuestra vida hasta nuestro último instante".
Tras afirmar que toda es vida es valiosa, la de los enfermos y los ancianos, el Prelado resaltó que "la Resurrección significa que nunca somos demasiado viejos ni estamos demasiado enfermos como para amar. Podemos orar aun cuando no podamos hacer mucho más. Y nuestras oraciones humanas tienen un poder divino cuando se unen a la compasión de Jesús resucitado".
"Podemos ofrecer todo nuestro dolor, todas nuestras dificultades y sufrimientos, por nuestros hijos y nuestros seres queridos, por la misión de la Iglesia, por todos aquellos que aún no conocen la alegría de Jesús", prosiguió.
"A la luz de la tumba vacía, cada acto de amor que ofrecemos, sin importar cuán pequeño sea, es algo que aumenta el amor que hay en el mundo", destacó.
Finalmente, el Arzobispo de Los Ángeles subrayó que "nuestro empeño simplemente debe ponerse en amar y en dejar que Jesús haga el resto. Lo que Jesús hace con nuestro amor, se nos dirá en la eternidad".
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