Gran polémica suscitó en Brasil una "Misa", que en realidad fue catalogada como "celebración de la Palabra", presidida por un obispo católico en honor al expresidente Lula da Silva y su fallecida esposa, horas antes de que el líder izquierdista se entregara a las autoridades para cumplir la pena de 12 años y un mes que deberá cumplir por delitos de corrupción y lavado de dinero.
La "celebración de la Palabra", que los medios han llamado Misa porque eso fue lo que inicialmente se anunció, se realizó en la mañana del sábado 7 de abril sobre un estrado ubicado en el sindicato de trabajadores metalúrgicos, un hecho criticado por laicos y sacerdotes por su fuerte tono político.
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La ceremonia fue presidida por el Obispo Emérito de Blumenau, Mons. Angélico Sandalo Bernardino, de 85 años, que desde el inicio de su ministerio episcopal apoyó a Lula y al Partido de los Trabajadores (PT) al que pertenece el expresidente. El Prelado es considerado además uno de los principales representantes de la teología de la liberación en Brasil.
Dirigiéndose al expresidente, el Obispo dijo: "Todos nosotros aquí presentes deseamos de corazón que estés en libertad. Todos nosotros tenemos la convicción de que lo acontecido en Brasil fue un golpe. Un 50% cuando la presidenta Dilma fue apartada del cargo y el otro 50 cuando te impiden a ti ser candidato, algo que va contra el sistema democrático".
"Ninguna prisión toma el corazón, la mente o los ideales de un ciudadano, porque tú has entregado la vida que es fruto de solidaridad, amor, verdad, misericordia y justicia. Que Jesús te proteja y sea tu fuerza, mi hermano y compañero", dijo el Prelado a Lula, quien respondió a las sentidas palabras con un beso en la mejilla y un abrazo.
El P. Augusto Bezerra, sacerdote de Río de Janeiro que hace unos días criticó una procesión de la Eucaristía realizada con un dron, afirmó que "lo que fue evidente en la ceremonia es que la Palabra de Dios poco importaba para los presentes".
"El micrófono pasaba de mano en manos, entre sacerdotes de la teología de la liberación y militantes petistas (del PT), y fue usado para hablar de luchas partidarias", lamentó el presbítero.
El sacerdote denunció además que los presentes no dejaban que se pronunciara el sermón, ya que gritaban consignas como "¡No se entrega!" y "¡Lula libre!", en referencia al expresidente.
También causó extrañeza que durante la celebración, el exministro Gilberto Carvalho leyera una carta del religioso Frei Betto en ocasión de la muerte de Marisa Leticia, amiga de Lula y Fidel Castro.
El dominico Alberto Libanio Christo, conocido como "Frei Betto", es un autoproclamado admirador de Fidel Castro y del "padre" del terrorismo urbano Carlos Marighella. Ha reconocido su participación en la guerrilla marxista durante el gobierno militar del Brasil y en distintas ocasiones se ha pronunciado a favor del aborto.
El "homenaje" realizado por Mons. Sandalo Bernardino y otros sacerdotes no está previsto en ningún manual de liturgia y no corresponde a las directrices aprobadas por la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil para la celebración de la Palabra.
Luego de ser bendecido por un sacerdote, Lula da Silva pronunció un discurso de más de media hora y almorzó con algunos miembros del PT. Después se entregó a la Policía Federal en Sao Paulo desde donde fue conducido a Curitiba para cumplir la pena de 12 años y 1 mes a la que fue condenado.