En un encuentro sostenido esta mañana con los Sacerdotes del Prado, el Papa Francisco explicó que la opción preferencial por los pobres debe hacerse concreta principalmente con la atención religiosa.
Así lo indicó el Santo Padre en su discurso en la Sala del Consistorio en el Palacio Apostólico del Vaticano, a la delegación de la familia espiritual fundada en Francia por el Beato Antonio Chevrier, y que ahora también con religiosas y consagradas asiste a los más pobres en más de 50 países del mundo.
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El Pontífice resaltó en sus palabras que "la inmensa mayoría de los pobres tiene una particular apertura a la fe, necesitan de Dios, y la falta de atención espiritual al tratarlos constituye la peor discriminación". Recordando luego lo que escribió en la exhortación apostólica Evangelii gaudium, el Santo Padre dijo que "la opción preferencial por los pobres debe traducirse principalmente en una atención religiosa privilegiada y prioritaria".
"Nuestra época conoce también sus pobrezas antiguas y nuevas, materiales y espirituales, y son muchos a nuestro alrededor, los que experimentan el sufrimiento, las heridas, las miserias y las angustias de todo tipo. Con frecuencia están muy lejos de la Iglesia e ignoran completamente la alegría y el consuelo que vienen del Evangelio".
Tras expresar su aliento y aprobación a la misión de los Sacerdotes del Prado, el Papa indicó que su carisma "me toca personalmente y está en el corazón de la renovación misionera a la que toda la Iglesia está llamada, porque existe una 'íntima conexión entre evangelización y promoción humana, que debe necesariamente expresarse y desarrollarse en toda la acción evangelizadora'".
Francisco recordó luego algunas palabras de San Juan Pablo II cuando beatificó al Padre Chevrier en 1986 en Lyon, Francia, y alentó a la familia espiritual de los Sacerdotes del Prado a "hablar de Jesucristo con la misma intensidad del Padre Chevrier (…) Los pobres tienen el derecho a que les hable de Jesucristo. Tienen el derecho al Evangelio y a la totalidad del Evangelio".
El Papa alentó luego a meditar en la experiencia espiritual del Beato Chevrier, quien tuvo una "inmensa compasión por los pobres, comprendiendo y compartiendo sus sufrimientos; y al mismo tiempo una contemplación del abajamiento de Cristo que se ha hecho uno de ellos, de donde ha surgido su ardor apostólico".
Para concluir, el Santo Padre alentó a que "el Espíritu Santo los ilumine en los caminos que los llama a recorrer, y los consuele antes los desafíos y las dificultades".