Un funcionario del Gobierno de China que se encarga de los asuntos religiosos afirmó que las restricciones que impone el régimen para la designación de obispos católicos no son una violación de la libertad religiosa, y añadió que las religiones en el país asiático tienen que "adaptarse a la sociedad socialista".
Chen Zongrong, exsubdirector de la Oficina para Asuntos Religiosos, participó de una conferencia de prensa el martes 3 de abril para presentar el "documento blanco" sobre la "política china respecto a la práctica y la salvaguarda de la libertad religiosa".
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Según informa AP, Zongrong dijo "no estar de acuerdo con la visión que considera que evitar que Roma tenga el control total sobre la selección de los obispos vulnera la libertad religiosa". "Creo que no hay religión en la sociedad humana que trascienda las naciones", agregó.
"La Constitución china claramente establece que los grupos y los asuntos religiosos en China no pueden ser controlados por fuerzas externas y estas no deben interferir en los asuntos religiosos chinos de ninguna manera", resaltó.
El "documento blanco" señala entre otras cosas que "la guía activa de las religiones para adaptarse a la sociedad socialista significa guiar a los creyentes a (…) estar subordinados y servir a los intereses generales de la nación y el pueblo chino", y "guiar a los grupos religiosos para apoyar el liderazgo del Partido Comunista de China y el sistema socialista".
La frase "guía activa" es un lema del Presidente de China, Xi Jinping, cuyo régimen alienta a la "chinización" o "sinización" de la religión.
Las declaraciones de Chen Zongrong se dan luego de que el Director de la Sala de Prensa de la Santa Sede, Greg Burke, señalara el 29 de marzo: "Puedo asegurar que no hay ninguna firma 'inminente' de un acuerdo entre la Santa Sede y la República Popular China".
Las relaciones diplomáticas entre China y el Vaticano se rompieron en 1951, dos años después de la llegada al poder de los comunistas que expulsaron a los clérigos extranjeros.
Sin embargo, desde la década de 1980 los nombramientos se dieron de forma conjunta pero el Gobierno chino siguió nombrando obispos sin la aprobación del Vaticano.
El resultado ha sido una cada vez más tensa relación entre la Asociación Católica Patriótica China (Iglesia "oficial" y leal al Gobierno); y la llamada Iglesia clandestina o subterránea que incluye a obispos legítimos y sacerdotes que permanecen fieles al Papa, y que sufren constante persecución por parte de las autoridades.
Como parte del acuerdo entre la Iglesia y China, el régimen comunista espera que el Vaticano reconozca oficialmente a siete obispos que no están en comunión con Roma.
El acuerdo sería similar al del Vaticano y Vietnam. En este la Santa Sede propone tres candidatos a obispo y el Gobierno escoge uno.
Traducido y adaptado por Walter Sánchez Silva. Publicado originalmente en CNA