El Partido Comunista de China, que gobierna el país asiático, decidió disolver la Oficina de Asuntos Religiosos y encargar sus funciones al "temido" Departamento de Trabajo del Frente Unido (UFWD, por sus siglas en inglés).
La medida fue anunciada el pasado 22 de marzo, al concluir un encuentro anual en Beijing, y hace parte de una amplia reorganización de la burocracia china, según informa UCANews.com.
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Además, esta decisión se da a casi dos meses de que el régimen prohibiera a las iglesias organizar campamentos y actividades cristianas para jóvenes.
La agencia de noticias del estado, Xinhua News Agency, explica que "El CPC (Partido Comunista de China) ejercita el liderazgo en todas las áreas de trabajo del país, por lo que la reforma busca fortalecer su liderazgo en todas esas áreas y mejorar la estructura de la organización del Partido, de acuerdo al plan" lanzado el pasado 22 de marzo.
"El plan establece que algunas instituciones que estaban antes bajo la dirección del Consejo de Estado han sido disueltas o integradas con una nueva agencia para el liderazgo del Comité Central del CPC, como la Oficina de Asuntos Religiosos, la Oficina de Asuntos Extranjeros del Consejo de Estado; y el Ministerio de Supervisión y el Directorio Nacional para la prevención de la corrupción".
El UFWD, descrito alguna vez por el Presidente Xi Jinping como una "arma mágica", tiene ahora mayor control sobre las organizaciones del Estado. Con esta decisión tendrá control sobre las cinco religiones oficiales del país, incluyendo también la supervisión de la Asociación Católica Patriótica China y la Conferencia Episcopal de China.
UCANews señala que el UFWD "ejerce control sobre los nombramientos religiosos, la selección del clero y la interpretación de la doctrina religiosa".
Según Feng Yue, experto en ciencias políticas de la Academia China de las Ciencias Sociales, "el corazón de esta reforma es reforzar y fortalecer el liderazgo del partido y ajustar el sistema político del manejo del Partido-Estado en China".
La decisión del Partido Comunista se da cuando las conversaciones entre China y el Vaticano están avanzadas para establecer un acuerdo sobre la designación de obispos católicos en el país.
La encargada de proyectos de la Comisión de Justicia y Paz de la Diócesis de Hong Kong, Or Yan Yan, dijo a UCANews que la medida del Partido Comunista es como "un gran paso atrás en el trabajo religioso".
"Ahora ya no temen retroceder y mostrar directamente al mundo exterior que son el 'Partido manejando la religión'", agregó.
Las relaciones diplomáticas entre China y el Vaticano se rompieron en 1951, dos años después de la llegada al poder de los comunistas que expulsaron a los clérigos extranjeros.
Sin embargo, desde la década de 1980 los nombramientos se dieron de forma mancomunada, aunque el Gobierno no dejó de nombrar obispos sin la aprobación del Vaticano.
El resultado ha sido una cada vez más tensa relación entre la Asociación Católica Patriótica China (Iglesia "oficial" y leal al Gobierno); y la llamada Iglesia "clandestina", que incluye a obispos legítimos y sacerdotes que permanecen fieles al Papa.
Estos últimos son permanentemente asediados por las autoridades comunistas, llegando incluso a ser encarcelados. Además, el Gobierno también ha destruido varias iglesias.
Sin embargo, como parte del acuerdo que sería "inminente" según algunas fuentes, se espera que el Vaticano reconozca oficialmente a siete obispos que no están en comunión con Roma, incluyendo a dos o tres cuya excomunión ha sido declarada de manera explícita por la Santa Sede.
Según algunas fuentes, el acuerdo sería similar al del Vaticano y Vietnam, en el que la Santa Sede propone tres nombres para que el Gobierno escoja uno.