Un día como hoy, en la Solemnidad de la Anunciación del Señor de 1987, el Papa San Juan Pablo II publicó su encíclica Redemptoris Mater (La Madre del Redentor).
El tema de la encíclica es la “bienaventurada Virgen María en la vida de la Iglesia peregrina”.
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Al inicio del documento pontificio, el Papa peregrino resaltó que “la Madre del Redentor tiene un lugar preciso en el plan de la salvación, porque ‘al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que se hallaban bajo la ley, para que recibieran la filiación adoptiva”.
San Juan Pablo II explicó que escribió la encíclica mariana motivado por la perspectiva del año 2000, en el que “el Jubileo bimilenario del nacimiento de Jesucristo orienta, al mismo tiempo, nuestra mirada hacia su Madre”.
La encíclica está dividida en tres partes: María en el Misterio de Cristo, La Madre de Dios en el centro de la Iglesia Peregrina; y Mediación Materna.
Entre otros puntos, San Juan Pablo II resalta el papel esencial de la Virgen María en la vida de la Iglesia y el mundo; a partir de las reflexiones que hizo sobre ella el Concilio Vaticano II, el evento más importante de la historia eclesial en el siglo XX.
A pesar de haber sido escrita hace 36 años, la Redemptoris Mater aún conserva toda su actualidad.
La presencia de la Virgen María se puede constatar “por medio de las tradiciones de las familias cristianas o ‘iglesias domésticas’, de las comunidades parroquiales y misioneras, de los institutos religiosos, de las diócesis, por medio de la fuerza atractiva e irradiadora de los grandes santuarios, en los que no solo los individuos o grupos locales, sino a veces naciones enteras y continentes, buscan el encuentro con la Madre del Señor”.
San Juan Pablo II destacó que “este es el mensaje de los centros como Guadalupe, Lourdes, Fátima y de los otros diseminados en las distintas naciones, entre los que no puedo dejar de citar el de mi tierra natal Jasna Gora”, en Polonia.
El Papa peregrino resaltó que “tal vez se podría hablar de una específica ‘geografía’ de la fe y de la piedad mariana, que abarca todos estos lugares de especial peregrinación del Pueblo de Dios, el cual busca el encuentro con la Madre de Dios para hallar, en el ámbito de la materna presencia de ‘la que ha creído’, la consolidación de la propia fe”.
En efecto, “en la fe de María, ya en la anunciación y definitivamente junto a la Cruz, se ha vuelto a abrir por parte del hombre aquel espacio interior en el cual el eterno Padre puede colmarnos ‘con toda clase de bendiciones espirituales’: el espacio ‘de la nueva y eterna Alianza’”.
San Juan Pablo II fue un gran enamorado de la Virgen María, a quien le dedicó su lema pontificio: Totus Tuus (Todo tuyo).
Además, el Papa peregrino siempre agradeció a la Virgen María, en su advocación de Fátima, por haber sobrevivido al atentado que sufrió el 13 de mayo de 1981 en la Plaza de San Pedro.
Puede leer la encíclica Redemptoris Mater AQUÍ.
Publicado originalmente en marzo de 2018. Actualizado para su republicación.