El Observador Permanente de la Santa Sede ante la Oficina de las Naciones Unidas (ONU) en Ginebra, Mons. Iván Jurkovic, señaló que se necesita garantizar la protección a unos 535 millones de niños que fueron afectados por los desastres humanitarios durante el 2017.
En su discurso pronunciado el 5 de marzo en la 37° Sesión del Consejo de los Derechos Humanos sobre el tema de los Derechos de la Infancia, Mons. Jurkovic indicó que muchos pequeños están "atrapados en situaciones vulnerables sólo porque viven en las partes más pobres del mundo, pertenecen a minorías étnicas o religiosas, son refugiados o migrantes, a veces no acompañados o sufren discapacidades".
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Según Vatican News, el representante vaticano dijo que "la mayor parte de ellos corren el riesgo de ser víctimas de individuos u organizaciones sin escrúpulos, sufren abusos, contrabando, tráfico sexual o esclavitud laboral, o extracción de órganos, o incluso reclutamiento como soldados".
En ese sentido, Mons. Jurkovic citó el Informe del Alto Comisionado sobre la protección de los derechos del niño en situaciones humanitarias y manifestó su preocupación porque las cifras del 2017 revelaron que "535 millones niños se vieron afectados por desastres humanitarios", como "conflictos armados, crisis locales y desastres naturales debidos al cambio climático, que están creando oleadas de refugiados, migrantes y desplazados internos y personas que sufren todos los días".
"La dignidad de nuestros niños está en riesgo y el superior interés del menor debería ser siempre prioritario, en todo contexto humanitario", advirtió Mons. Jurkovic.
Ante el peligro que enfrentan los pequeños, el Observador Permanente de la Santa Sede indicó que para garantizar su seguridad se necesita brindarles "acceso a la ciudadanía, a la salud, a la educación", promover "una cultura de respeto de los derechos humanos y la dignidad humana de cada niño".
"El marco legal para proteger a los niños está ya definido y sólo necesita ser aplicado", aseguró.
"Los derechos humanos a la educación y la salud conforman el futuro de cada niño. Sin embargo, los niños no pueden beneficiarse de estos y otros derechos humanos a menos que estén registrados al nacer. Si no se reanuda un camino adecuado de educación y desarrollo, estos niños corren el riesgo de convertirse en una generación perdida", advirtió.
Al final de su discurso, el Prelado exhortó a rechazar la cultura del descarte "que plaga nuestro mundo y alimenta las tendencias hacia la avaricia, corrupción, violencia, guerra y degradación ambiental".
"Todos los ciudadanos de este mundo tienen la responsabilidad de cuidar la seguridad y la salud física y emocional de niños, que constituyen el futuro de nuestra sociedad", expresó.
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- ACI Prensa (@aciprensa) 6 de julio de 2017