Han concluido los ejercicios espirituales de Cuaresma que el Papa Francisco ha realizado desde el domingo 18 al viernes 23 de febrero junto a miembros de la Curia romana en la Casa Divino Amor en la localidad de Ariccia, a las afueras de Roma.

En la última jornada, y antes de regresar al Vaticano, el Pontífice tuvo palabras de agradecimiento hacia el P. Josè Tolentino Mendonça, quien se encargó de las predicaciones.

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"Padre, querría darle las gracias en nombre de todos por el acompañamiento de estos días, que hoy se prolongarán con la jornada de ayuno y de oración por Sudán del Sur, el Congo y también Siria".

Francisco también le agradeció por "habernos hablado de la Iglesia, por habernos hecho sentir la Iglesia a este pequeño rebaño. Y también por habernos exhortado a no 'reducirlo' con nuestras mundanidades burocráticas".

"Gracias por habernos recordado que la Iglesia no es una jaula para el Espíritu Santo, que el Espíritu vuela también fuera y trabaja fuera. Y con las citas y las cosas que usted nos ha dicho nos ha hecho ver cómo trabaja en los no creyentes, en los 'paganos', en las personas de otras confesiones religiosas: es universal, es el Espíritu de Dios, que es para todos".

El Pontífice continuó diciendo que "también hoy existen los 'Cornelios', los 'centuriones', los 'guardianes de la cárcel de Pedro' que viven una búsqueda interior o también saben distinguir cuando hay algo que llama".

"Gracias por esta llamada a abrirnos sin miedo, sin rigidez, para ser suaves en el Espíritu y no momificados en nuestras estructuras que nos cierran".

"Gracias, padre, y continúe rezando por nosotros. Como decía la madre superiora a las hermanas: '¡somos hombres!', pecadores, todos. Que el Señor le bendiga".

Los ejercicios espirituales del Papa y la Curia Romana este año tuvieron como tema "Elogio de la sed". Algunas meditaciones fueron: "La sed de Jesús", "La ciencia de la sed", "Escuchar la sed de las periferias", "La beatitud de la sed" y "Las lágrimas encuentran la sed".

La jornada comenzaba cada día con la Misa a las 7:30 a.m. seguida de una meditación a las 9:30 a.m. A las 4:00 p.m. tenía lugar una segunda meditación seguida de la adoración eucarística y las vísperas.

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