Aunque la Santa Sede no lo ha confirmado todavía, la Congregación para las Causas de los Santos habría aprobado un milagro atribuido a la intercesión de Pablo VI y, por tanto, sólo faltaría el visto bueno del Papa Francisco.
El milagro que permitiría elevar a los altares al Papa sería la curación de una bebé en el vientre de su madre. La protagonista del milagro es Amanda, una niña que nació el 25 de diciembre de 2014 a pesar de un difícil embarazo y que apenas tenía posibilidades de vivir, según afirmaban los médicos.
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- ACI Prensa (@aciprensa) 6 de febrero de 2018
Ahora, ha sido la propia madre de Amanda, Vanna Pironato, la que ha mostrado su alegría al conocer la noticia de la canonización y ha expresado su agradecimiento al Giornale di Brescia.
"Los primeros días fueron fundamentales para la supervivencia de mi pequeña", cuenta al diario bresciano. Además, destaca las "lágrimas de alegría" que le cayeron cuando su hija sanó y supo que no moriría. "Fue un momento inolvidable", confiesa.
"Ahora somos sencillamente una familia normal, una familia que ha recibido un don extraordinario. Tengo que admitir que a veces no nos damos cuenta de lo que ha sucedido", dice Amanda.
Visitar la casa del Papa
Entre sus planes asegura que está conocer mejor la figura del futuro santo. "Me gustaría mucho ver donde ha nacido aquél al que consideramos uno de nuestra familia. El Papa Montini es una presencia fundamental y constante de nuestra vida y lo será siempre. Visitar su casa será un modo de sentirlo todavía más cerca nuestro".
Todo comenzó en un nicho bajo el retablo del altar de San Girolamo, donde está custodiada una reliquia del beato Pablo VI: la camisa ensangrentada que llevaba en el momento en el que sufrió el atentado en Manila el 27 de noviembre de 1970.
El 24 de noviembre, Vanna se arrodilló ante el altar del Santuario de las Gracias cuando la reliquia todavía no estaba ahí. El Papa Francisco había proclamado beato al pontífice tan solo unos días antes, el 19 de octubre.
Vanna había roto aguas el 23 de septiembre, pero su hija Amanda contaba con tan sólo 13 semanas y 3 días y los médicos le habían comunicado que había pocas posibilidades de que la niña sobreviviera. Aun así, el 25 de diciembre nació con tan sólo 865 gramos.
El pasado 13 de diciembre, los médicos y teólogos que han investigado el caso durante años confirmaron que la curación de la niña se trata de un milagro.
Vanna ha sabido de esta confirmación en la casa que tienen en Legnago (Verona), junto a su hija Amanda, su hijo Riccardo y su marido Alberto.
También ha hablado el sobrino de Pablo VI, Fausto Montini, quien recuerda a su tío como "un punto de referencia fundamental en nuestra familia".
"Teníamos con él una relación muy afectuosa, una relación que mantuvimos también después de que se convirtiera en Papa, pero evitando ser inoportunos", declara.
Aun así, asegura que "cuando teníamos algún problema en la familia, algo que no iba bien acudíamos siempre a él: era nuestra luz". "Era una persona reservada pero muy afectuosa. Nos mandaba tarjetas escritas a mano para felicitarnos los cumpleaños y los santos, y en esos mensajes se puede ver todo lo delicado que era", afirma.
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