Durante su visita al Centro Penitenciario Femenino Santiago, el Papa Francisco escuchó las desgarradoras palabras de una mujer llamada Janeth Zurita, que narró el dolor de las madres que por estar encarceladas viven separadas de sus hijos.
Zurita indicó que "este lugar es muy ingrato, no cualquier persona llega acá, mas que la madre, los hijos y uno que otro esposo. Pero esta estadía sería aún más dura si no contáramos con los Espacios Mandela, Fundación Mujer Levántate, que nos apoyan y dignifican nuestra estadía aquí".
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También destacó que los capellanes y agentes pastorales "muestran con ternura y misericordia que Dios no nos juzga, sino que levanta".
"Se sufre y aún más fuerte es el dolor, no por estar encerrados, sino por estar lejos de los hijos. Nosotras lo sabemos bien. Lamentablemente muchos de nuestros hijos quedan solos. Los más afortunados quedan al cuidado de su abuela. Otros quedan a su suerte y muchos pasan a ser parte del Sename (Servicio Nacional de Menores). Todos sabemos lo que pasa dentro de estos centros de menores", prosiguió Zurita.
"Padre Francisco, los niños y niñas son los que más sufren cuando se les arranca del lado de su madre, cuando ya no está la mujer que vela por ellos, la que cuida sus sueños, la que les da el amor y el cuidado que necesitan porque nada ni nadie reemplaza a una madre", expresó.
La interna chilena manifestó que "entendemos que por nuestras malas decisiones arrastramos a nuestros hijos a vivir presos, presos de sus sueños truncados, porque se vuelven hijos del yerro para salir adelante solos y con ellos los obligamos a cometer los mismos errores que sus padres y peor aún, porque crecen con su corazón lleno de dolor y resentimiento".
"Esto no es lo que nosotras queremos para nuestros hijos. Papa amigo, aquí en la cárcel, he sido testigo de grandes dolores. He visto llorar a muchas compañeras al enterarse de que han abusado de sus hijos o que han asesinado a alguno de ellos. Y ese dolor Santo Padre, es totalmente desgarrador", dijo la mujer mientras miraba al Pontífice.
"Aquí conocimos la gracia de Dios y nos aferramos a Él día y noche y encomendamos a nuestros hijos y familia. Vivimos con la esperanza en nuestros corazones de que esto es solo una etapa, que pronto terminará. Sabemos que nuestros hijos, a pesar del tiempo, nos esperan con la misma ilusión desde el mismo día en que fuimos separados, aun cuando nuestras familias fueron desintegradas por la cárcel y por la sociedad castigadora de nuestro país", indicó.
"Papa Francisco, pedimos perdón a todos los que hemos herido con nuestros delitos. Sabemos que Dios nos perdona, pero también pedimos perdón a la sociedad. Pedimos que nos perdonan", rogó Zurita.
La prisionera también pidió al Santo Padre "en nombre de todas las privadas de libertad" que "ore por nuestros hijos y por nosotras. Que le pida a Dios que tenga misericordia de todos los niños y niñas que tienen a sus padres presos porque ellos están pagando una condena que sin querer les dimos. Misericordia para las madres, para soportar tanto dolor y que aún esperamos y tenemos fe que nuestro Dios nos lleva de la mano hacia nuestra libertad para reencontramos con ellos".
Otra de las peticiones de Zurita a Francisco fue que interceda para que "el Sistema de Justicia modifique las condenas para las mujeres que somos madres de menores de edad y para que podamos pagar nuestra deuda con la sociedad sin descuidar y abandonar a los niños y niñas, evitando así que más tarde sean ellos los futuros condenados y condenadas".
La mujer concluyó su testimonio agradeciendo al Obispo de Roma por su visita y expresando su deseo de "que Dios lo bendiga por siempre".
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- ACI Prensa (@aciprensa) 16 de enero de 2018