28 de diciembre de 2017

Dic 28, 2017

Edison Flores Peralta, uno de los futbolistas que le dio la clasificación a la selección peruana a Rusia 2018, después de 36 años sin asistir a un Mundial, ingresó oficialmente a la Hermandad del Señor de los Milagros de las Nazarenas.

El volante peruano juramentó el martes 26 de diciembre como nuevo miembro de la Quinta Cuadrilla de la hermandad.

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Flores, conocido popularmente como "Orejas", está en Lima de vacaciones y pidió a la sagrada imagen su bendición para afrontar el Mundial de Rusia 2018, que se realizará en el mes de junio del próximo año.

El futbolista actualmente juega en el Aalborg de la liga profesional de Dinamarca, pero ha recibido ofertas del Sevilla y el Valencia de la liga española.

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"La fe viene con trabajo, viene con esfuerzo y también con un poquito de suerte", dijo Flores luego de juramentar, acompañado de su familia, en la sede principal de la Hermandad del Señor de Los Milagros.

"Me siento privilegiado de poder estar en la Hermandad de la 5ta cuadrilla. Muchas gracias y somos 5ta", escribió Flores en el libro de honor de la institución.

El Señor de los Milagros o Cristo de Pachacamilla es una devoción que nació en el Perú y que se ha difundido a varios países.

La Iglesia en Perú lo celebra todo el mes de octubre, de manera especial el día 28.

Su historia se remonta al siglo XVII, cuando en Lima un esclavo angoleño pintó en una pared la imagen de Cristo crucificado.

Año después, en 1655, un terremoto sacudió la ciudad derrumbando muchos edificios, pero el muro de adobe, donde estaba la imagen, permaneció en pie.

Tras varios años, Antonio de León, de la parroquia de San Sebastián, encontró la imagen en 1670 y comenzó a venerarla. El devoto fue curado de un tumor maligno, que le producía terribles dolores de cabeza, cuando se lo pidió a Cristo ante su imagen.

Así se convirtió en un gran difusor de la devoción y el lugar se convirtió en espacio de oración, donde más adelante se inició el Monasterio de las Madres Nazarenas Carmelitas Descalzas.

El amor por el Cristo moreno o Cristo morado, como también se le conoce, ha llegado hasta nuestros días y se le rinde culto en varios países del mundo.

Por ejemplo, en Roma, la hermandad local llega a la Plaza de San Pedro en octubre llevando en andas a esta querida advocación.

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