San Pío de Pietrelcina era muy devoto a una imagen del Niño Jesús que tenía en su celda en San Giovanni Rotondo (Italia), donde vivía.
El santo de los estigmas la llamaba Bambinello dei baci (Niñito de los besos) porque cada vez que estaba ante él lo besaba y le rezaba.
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La imagen mide 60 centímetros de alto y está hecha de una sola pieza de madera. Tiene alzados tres dedos de la mano derecha y en la mano izquierda sostiene una flama de oro. Está revestida con una túnica que lo cubre hasta los pies. También tiene una corona en la que está inscrita la frase Cuor del Mondo (Corazón del Mundo).
Según informa ACI Stampa, la imagen puede ser expuesta en algunos lugares de Italia gracias a Carlo Campanini. Su hija, María Pía, que custodia la estatua, cuenta que "papá frecuentaba San Giovanni Rotondo y cuando iba a encontrarse con el fraile de Pietrelcina en su lugar de clausura, veía en la celda a este bello Jesús Niño".
En la primavera de 1966, Carlo le comentó al santo la idea de sacar la imagen de ese lugar de oración para llevarlo "al mundo".
María Pía relata que el fraile "no lo pensó dos veces y se lo regaló. Desde entonces mi familia lo tiene bajo su custodia".