La comunidad internacional debe unir fuerzas para eliminar la trata de personas y sus causas profundas, dijo el martes el representante del Vaticano ante las Naciones Unidas.
"Para erradicar la trata de personas, debemos enfrentar todas sus causas económicas, ambientales, políticas y éticas, pero es particularmente importante prevenir y poner fin a las guerras y conflictos que hacen que las personas sean especialmente vulnerables a la trata", dijo en un discurso esta semana el Observador Permanente de la Santa Sede ante la ONU, Mons. Bernardito Aúza.
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En ese sentido, el Arzobispo recordó que debido a que "las guerras y los conflictos violentos se han convertido en la mayor fuerza motriz del desplazamiento humano forzado", los traficantes aprovechan este caos para explotar a las personas vulnerables y utilizarlas para la esclavitud sexual o el trabajo forzado.
Mons. Aúza agregó que una consecuencia típica de la guerra es una gran población de personas desplazadasque a menudo se convierten en migrantes y refugiados en otros países, lo que hace que sea especialmente importante que los países también trabajen para proteger a estas poblaciones.
En los últimos años, Europa ha experimentado una crisis de refugiados a un nivel desconocido desde la Segunda Guerra Mundial, con millones de personas huyendo de la violencia y la inestabilidad en gran parte en Medio Oriente, dejando a un gran número de personas, particularmente mujeres y niños, vulnerables a la trata.
Según los informes de The Guardian, la Unión Europea informó de más de 15.000 casos de tráfico sexual entre 2013 y 2014, aunque las autoridades esperan que el número real sea mucho más alto.
Estados Unidos tuvo más de 5.000 casos reportados de trata de personas en 2016.
"Cuando los estados y la comunidad internacional han fallado en proteger a las personas de la guerra y las atrocidades, de modo que las personas se han sentido obligadas a huir de sus hogares, todos tenemos la gran y urgente responsabilidad de protegerlos de daños adicionales, incluyendo caer en manos de humanos traficante", indicó Mons. Aúza.
Luego, precisó que "la criminalización de los migrantes forzados, y de los migrantes indocumentados e irregulares en general, exacerba sus vulnerabilidades, los empuja aún más a las garras de los traficantes y otras formas extremas de explotación, y los hace menos propensos a colaborar con las autoridades policiales para atrapar y castigar a los traficantes".
Si bien Auza elogió los esfuerzos anteriores de la ONU para eliminar la trata de personas, "aún queda mucho por hacer para lograr una mejor coordinación entre los gobiernos, el poder judicial, los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley y la sociedad civil".
También agradeció a las comunidades y organizaciones religiosas que luchan contra la trata de personas y que acompañan a sus víctimas, "en particular las religiosas, que han estado durante mucho tiempo a la vanguardia en la lucha contra la trata de personas", dijo.
"En julio, el Día Mundial contra la Trata de Personas, el Papa Francisco nos advirtió a todos que no nos 'acostumbremos' a la trata, considerándola algo 'normal', cuando en realidad es feo, cruel, criminal, una plaga aberrante, una forma moderna de esclavitud, un crimen contra la humanidad", dijo.
Finalmente, Mons. Aúza indicó en nombre del Papa Francisco, su delegación "renueva la petición de un compromiso universal para poner fin a este crimen atroz".
Traducido por Diego López Marina. Publicado originalmente en CNA.
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- ACI Prensa (@aciprensa) 26 de noviembre de 2017