Un diácono fue asesinado a puñaladas por unos de los pacientes de un centro de rehabilitación que dirigía en el estado de Nueva York.
El diácono asesinado es Patrick Logsdon, gerente del centro de rehabilitación para personas con antecedentes de adicción y crimen Anthony House, ubicado en el condado de Nassau y administrado por la Sociedad de San Vicente de Paúl, organización católica de voluntarios.
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El hecho ocurrió el viernes 3 de noviembre alrededor de las 10:20 p.m. (hora local) cuando el paciente Andre Patton lo atacó y huyó, según apunta The New York Times. La policía investiga los hechos.
Por su parte, la diócesis de Rockville Centre emitió un comunicado indicando que "en el momento de su muerte", Patrick "estaba llevando a cabo el mensaje del Evangelio de cuidar a los pobres, como lo hizo fielmente durante 33 años".
"El Obispo John Barres extiende sus oraciones y condolencias a la familia del diácono Logsdon, asimismo las comunidades de Anthony House, Saint Vincent de Paul y todos los afectados por esta tragedia. Busquemos curación y consuelo en el único Dios verdadero durante esta época de gran pérdida", indica el texto.
James Pfeifer, un empleado del lugar, indicó que Logsdon acogía en el lugar hasta 9 personas a la vez, brindándoles alimento, alojamiento y ayuda para encontrar trabajo.
"A los hombres, muchos de los cuales habían pasado décadas en prisión, se les permitió permanecer entre seis y ocho semanas, tiempo durante el cual se esperaba que se comportaran con dignidad y demostraran que intentaban rehacer sus vidas", dijo el Pfeifer.
En ese sentido, dijo que siempre trató "de darle a alguien otra oportunidad".
Pfeifer aseguró que la fe de Patrick siempre fue "la fuerza impulsora detrás de su trabajo", sin embargo, "nunca impuso esa fe a sus residentes".
Además del trabajo que realizó en Anthony House, Patrick pasaba varias horas al día en el teléfono con presos, algunos de los cuales estaban condenados a cadena perpetua y que, por lo tanto, no tenían la oportunidad de ingresar al apostolado que dirigía.
"El Sr. Logsdon era más optimista pero nunca ingenuo. Era muy consciente de los riesgos de trabajar con hombres que habían pasado tiempo tras las rejas (…)", reconoció Pfeifer
Finalmente, resaltó que Patrick nunca tuvo miedo, pero era cauteloso.
"Esa cautela nunca disuadió al diácono de su trabajo. Si hubiera sido apuñalado y vivido, todavía habría permanecido dedicado a él", concluyó.
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- ACI Prensa (@aciprensa) 6 de noviembre de 2017