Mons. Demetrio Fernández, Obispo de Córdoba en España, habló en su carta semanal de las fiestas de Todos los Santos y de los Fieles difuntos y recordó que "la meta última es la santidad" y animó a ofrecer Misas por los familiares fallecidos porque es "un gran alivio para esa persona querida".
El Obispo de Córdoba recordó que la Fiesta de todos los Santos es "un fuerte estímulo a la santidad, a la que todos estamos llamados, sea cual sea nuestro estado y condición".
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En su carta semanal, el Prelado aseguró que "la meta última es que seamos santos", "que nos parezcamos a Dios, nuestro Padre que es santo, que imitemos a Jesucristo nuestro hermano mayor, que nos dejemos inundar por el Espíritu Santo, Espíritu de santidad que transforma nuestros corazones", y que todas las demás son metas parciales.
Por eso, precisó que la fiesta de todos los Santos "nos pone delante de los ojos una multitud inmensa de hombres y mujeres, niños y adultos, en todos los estados de vida –fieles laicos, matrimonios, religiosos y consagrados a Dios, pastores en la Iglesia- que han alcanzado la santidad como un regalo de Dios y de su gracia, a la que ellos han correspondido con humildad y generosidad".
Mons. Fernández explicó en su carta que "muchos de estos hermanos han sido canonizados por la Iglesia" y han sido propuestos "como ejemplos de santidad y vida cristiana", sin embargo, "son muchísimos más los que han alcanzado esa meta de la santidad y no han sido canonizados ni lo serán nunca".
Según explica el Obispo de Córdoba, las canonizaciones son "una muestra del gran catálogo de santos que viven junto a Dios, gozando de él e intercediendo por nosotros" y es, precisamente a ellos a quienes está dedicada esta fiesta de Todos los Santos.
"Entre éstos tenemos familiares y amigos, que son para nosotros referente de vida cristiana y ejemplo de santidad, y a los que nos encomendamos continuamente en nuestro camino hacia el cielo", apuntó el Prelado.
Mons. Fernández apunta en su carta que "hemos sido creados para el cielo" que es "estar con Dios gozando de su amor para siempre, siempre, sin posibilidad de perderlo nunca jamás", amando "con todo nuestro ser a Dios y a los hermanos" y la fiesta de Todos los Santos "nos habla del cielo, como nuestra patria y nuestro destino definitivo".
Pero además de recordar a todos los Santos, el Prelado también recuerda a los fieles difuntos quienes "han partido ya de este mundo y han sido salvados por la sangre de Cristo, pero todavía no disfrutan a plena luz de la gloria de Dios. Están sufriendo".
"El sufrimiento de las almas del Purgatorio consiste en sentirse amados, muy amados por Dios, y constatar que no han sabido amarle a su tiempo", explicó el Obispo.
"Ese contraste es como un fuego que quema y purifica sus almas, para prepararlas al gozo del cielo que les espera. La Iglesia sufre con sus hijos que sufren en el Purgatorio, y los tiene presentes continuamente en sus oraciones", aseguró.
Por eso, Mons. Demetrio Fernández recordó la costumbre cristiana de rezar por los difuntos y por los del mundo entero y ofrecer la Santa Misa así como oraciones y sacrificios por ellos, porque "les hacemos un gran favor con nuestros sufragios, porque la redención de Cristo se completa en nuestra propia carne en favor de la Iglesia".
"Muchos piensan que una vez que han terminado la vida en la tierra ya no tenemos nada que hacer por ellos. No es así. Podemos y debemos orar por ellos", precisó el Obispo y animó a encargar Misas por ellos y ofrecer estipendios.
"Si no tenemos recursos económicos, las encargamos también [las Misas], aunque no podamos pagarlas", insistió ya que "la Misa ofrecida por un difunto es de gran alivio para esa persona querida".
Puede leer la carta íntegra AQUÍ.
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- ACI Prensa (@aciprensa) 31 de octubre de 2017