El Papa Francisco, en un mensaje leído por el Secretario de Estado del Vaticano, Cardenal Pietro Parolin, ante los participantes en la Cumbre Internacional sobre Agua y Clima que se celebra en Roma, mostró su confianza "en que la amenaza del cambio climático sobre nuestros hermanos y hermanas de los países más vulnerables pueda encontrar una respuesta oportuna y eficaz".
En el mensaje, el Santo Padre mostró su deseo de que los trabajos de la cumbre sirvan para "sensibilizar la conciencia de la comunidad internacional sobre los problemas urgentes de las cuencas hidrológicas más importantes del mundo, que ofrezca soluciones prácticas y que evidencien la necesidad de una aproximación más integrada con la vista puesta en la promoción del desarrollo y la difusión de una cultura del cuidado".
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Tras leer el mensaje del Papa Francisco, el Cardenal Parolin dirigió unas palabras ante los participantes en la Cumbre en la que recordó que "el constante aumento de las necesidades hídricas, aumentados por los efectos del cambio climático, representa el desafío más serio de nuestros días y del futuro próximo para la comunidad internacional".
Por ello, exhortó a "aumentar responsablemente los esfuerzos para profundizar de manera más exhaustiva en el tema del agua en sus diferentes aspectos".
En concreto, se refirió al agua como componente esencial para la vida humana y los ecosistemas; el agua como elemento con fuerte valor espiritual para numerosas religiones; el agua como factor fundamental para el desarrollo; el agua como elemento destructor de vida en la tierra por medio de los desastres naturales; y el agua como potencial causa de conflicto.
El Secretario de Estado del Vaticano profundizó en este último aspecto. En concreto se refirió al estrecho vínculo entre el agua y el clima: "no se puede olvidar que el problema del agua como factor limitante del desarrollo se acentúa todavía más por el problema del cambio climático, que incide en el ciclo hídrico-geológico, y que depende no solo de elementos naturales, sino también de la actividad humana mal gestionada que pueden alterar los equilibrios del ciclo".
En este sentido, hizo hincapié en que "una apropiada gestión integral de los recursos hídricos representa uno de los principales instrumentos para reforzar la adaptación al cambio climático".
Se trata de un reto de gran dificultad, pues el agua se ha convertido en un objeto de conflictos, "sobre todo en presencia de ríos, lagos o cuencas hidráulicas compartidas entre naciones".
Sin embargo, "adoptando un cambio de prospectiva a largo plazo, el agua puede pasar a ser vista como elemento de colaboración y de diálogo, favorecer el diálogo y la solidaridad".
En su discurso abogó por una nueva aproximación a la gestión del agua sustentada en una labor legislativa, institucional, política, económica, técnica y ética, así como educativa y cultural.
Esta nueva perspectiva reclama también "nuevas formas de cooperación entre público privado y nuevos modelos de asociación en el ámbito de una planificación hídrica racional donde se tenga en cuenta fenómenos como el cambio climático, la difusión y la asimilación de información que favorezcan la modificación a largo plazo de los comportamientos y los usos relacionados con el agua".
En definitiva, abogó por una nueva cultura del agua en la que "se dé prioridad a la seguridad hídrica de los pobres por medio de nuevas políticas hídricas".
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- ACI Prensa (@aciprensa) 24 de febrero de 2017