Giovanna Comencini era una joven maestra cuando descubrió que Dios la llamaba a la vida religiosa, la misma que abrazó a través de las misioneras combonianas con las cuales llegó a Eritrea en 1948, país del Cuerno de África donde lleva la esperanza cristiana a muchos jóvenes.
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La religiosa, que luego de sus votos tomó el nombre de Sor Giannantonia Comencini, ha sido recientemente reconocida con el premio "Cuore Amico 2017", de la Fraternidad Onlus, que es definido como "el Premio Nobel a los misioneros".
Así, en el marco de la premiación, la religiosa relató a TV2000 cómo fue que entregó su vida a Cristo, una decisión que le ha llevado a compartir 69 años con la población eritrea.
"Era la fiesta misionera en mi pueblo San Antonio Abad y recolectábamos dinero para la misión", recordó Sor Giannantonia, quien es la última de 11 hermanos y la única que tuvo acceso a los estudios.
"Mi párroco había puesto toda las bolsas para que cada uno pusiese lo que quería, y también yo, que era una joven maestra -enseñaba ya 4 años-, he cogido el salario, he agarrado lo que podía poner y lo he puesto dentro". Acto seguido, recordó, "he agarrado el lápiz y papel y he escrito: 'Jesús, hoy te doy mi salario, mañana te daré mi vida'. Tal cual he escrito".
"Mi mamá lloraba, pero yo sentía que Dios me amaba, y a Dios lo he puesto en primera línea porque es Dios", afirmó. La misión "es el don que Dios me ha dado", añadió la religiosa con una sonrisa.
Así, en declaraciones recogidas por la agencia SIR, la misionera recordó que llegó en barco a Massawa después de seis meses. Sin embargo, había enfermado de tifus abdominal.
"Pensaba cruzar el mar, salvar África y después morir, pero el doctor eritreo me dijo: 'No, debe vivir'. En el hospital por un mes sufrí mucho y ahí vi el purgatorio", añadió la misionera italiana nacida en Verona en 1920.
Desde entonces no se detuvo. Comenzó a ayudar a las jóvenes, visitar las familias, enseñar en las noches a los obreros y asistir en los hospitales para ancianos. Incluso hoy sigue distribuyendo a pie la ayuda que llega desde Italia.
En su sitio web, la Fraternidad Onlus señala que "durante toda su vida (Sor Giannantonia) enseña incansablemente" y siembre sueños en sus alumnos, esperanza y futuro "en una tierra donde, por años, el único lenguaje fue la guerra, la precariedad y el temor".
Sor Giannantonia recibió la placa que reconoce su labor de manos del Cardenal Ernest Simoni, el último sacerdote que vivió bajo la dictadura comunista en Albania y cuyo testimonio conmovió al Papa Francisco.
Por su parte, la misionera comboniana destinará los 50 mil euros del premio a la construcción de un asilo en una región aislada de Eritrea.
El premio "Cuore Amico 2017", cuya ceremonia tuvo lugar el 14 de octubre en Brescia (Italia), también fue entregado al P. Tarcisio Moreschi y a la misionera laica Cristina Togni.
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- ACI Prensa (@aciprensa) 24 de abril de 2017