Los escándalos de abusos sexuales son los que más remecen e indignan a la sociedad, especialmente cuando se perpetran contra menores de edad, dejando una herida profunda en las víctimas.
El Papa Francisco dijo en una ocasión que el abuso sexual es "una monstruosidad absoluta, de un pecado horrendo, radicalmente en contra de todo lo que Cristo nos enseña" y ha pedido "tener la consigna de 'tolerancia cero'".
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Las santas y beatas tampoco estuvieron exentas de estos sufrimientos, llegando incluso hasta la muerte. ACI Prensa presenta una lista de cinco crudos testimonios que además de generar conciencia entre los fieles, también pueden servir de ayuda para quienes han sufrido o sufren esta dramática situación.
1.- Santa María Goretti
Santa María Goretti tenía once años cuando Alessandro Serenelli, un joven de 19 años, la asesinó de 14 puñaladas por negarse a tener relaciones sexuales con él.
Antes de morir, ella perdonó a su asesino, que fue encarcelado. Allí, Alessandro se arrepintió de su crimen y cuando salió libre, buscó a la madre de María para pedirle perdón.
Años después, él colaboró dando su testimonio para la causa de beatificación. También fue admitido en la orden tercera de San Francisco.
2.- Santa Águeda de Catania
Santa Águeda hizo un voto de virginidad cuando era muy joven. Durante la persecución contra los cristianos perpetrada por el emperador romano Decio, un gobernador llamado Quinciano quiso conquistarla, pero ella lo rechazó. Entonces él la encerró durante un mes en un burdel para que abusaran de ella.
Al ver que ella no se doblegó, el gobernador mandó a que le destrocen los senos a machetazos y que la azotaran. Mientras Águeda estaba en la cárcel se le apareció San Pedro, quien la curó.
Quinciano la volvió a torturar y mandó a que la revolcaran sobre carbones encendidos lo que le causó la muerte.
Santa Águeda de Catania es intercesora de quienes sufren cáncer de mama.
3.- Santa Inés
Esta noble romana consagró a Cristo su virginidad desde pequeña. Cuando tenía 12 años muchos hombres la pretendieron por su belleza y riqueza, pero Santa Inés los rechazó diciendo que amaba a Jesús.
Por ser cristiana, sus pretendientes hicieron que la llevaran a un prostíbulo para corromperla. Sin embargo, fue protegida por unos ángeles. Entonces, fue condenada a morir en la hoguera, pero las llamas no la quemaron.
Dice la tradición que su verdugo quiso persuadirla para que no muriera y ella le respondió: "sería una injuria para mi Esposo esperar a ver si me gusta otro; él me ha elegido primero, él me tendrá. ¿A qué esperas, verdugo, para asestar el golpe? Perezca el cuerpo que puede ser amado con unos ojos a los que no quiero".
4.- Santa Juana de Arco
Después de que Santa Juana de Arco conduciera a la victoria a los franceses en diversas batallas, estos la traicionaron y la entregaron a los ingleses, que la encerraron en una cárcel. Ella sufrió mucho ya que los hombres la acosaban y la humillaban.
Para impedir que atentaran contra su pureza, Juana vestía ropa militar. Incluso, dice la tradición, denunció que un noble inglés quiso violarla.
Cuando fue acusada de brujería y se enteró de que moriría en la hoguera, lamentó que "mi cuerpo limpio y entero, que jamás fue corrompido, sea hoy consumido y convertido en cenizas".
5.- Beata Laura Vicuña
Tras la muerte de su padre en Chile, la Beata Laura Vicuña, su hermana y su madre se mudaron a Argentina. La mamá, Mercedes, empezó a convivir con un hombre llamado Manuel Mora. Un día Laura estaba en la escuela y escuchó a su maestra decir que a Dios le disgustan los que conviven sin casarse.
La niña de diez años se dio cuenta de la situación en que vivía su madre y sintió dolor porque el Señor estaba ofendido. Por ello decide entregarle su vida a Dios para que su mamá se salve. Laura le contó su plan a su confesor y este le dijo: "Mira que eso es muy serio. Dios puede aceptarte tu propuesta y te puede llegar la muerte muy pronto".
Cuando Laura estaba en su casa, Mora la golpeaba y trataba de abusar de ella, pero como se resistió, la botó de la casa. La niña enfermó y en su agonía le reveló a su madre la ofrenda que había hecho a Dios, pidiéndole que deje a su concubino.
Tras la muerte de Laura, Mercedes se cambió de nombre, salió de la región donde vivía y llevó una vida santa.
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- ACI Prensa (@aciprensa) 3 de octubre de 2017