El 17 de octubre el Arzobispo de Concepción, Mons. Fernando Chomali, se reunió con el empresariado gastronómico local para motivar la donación de comida a 41 hogares, comedores, residencias y albergues de la arquidiócesis, en los que a diario se alimenta a más de 1.300 niños, jóvenes, adultos y ancianos.
La ocasión fue un primer paso para definir en conjunto aspectos como: el tipo de alimentos y las condiciones en que debe ser entregado, los lugares que lo reciben, la forma de distribución o almacenamiento, la importancia de las donaciones.
También, se presentó la página de Facebook No Botes La Comida, canal de comunicación para esta campaña.
Mons. Chomali destacó algunas iniciativas existentes como las donaciones personales, la corporación Alimentos Biobío Solidario, que desde 2014 recolecta alimentos y los distribuye en distintas fundaciones, entre otros.
Considerando la próxima visita del Papa Francisco al país, en enero de 2018, el Arzobispo dijo: "Hagámosle un buen regalo al Papa y el regalo es generar vínculos y puentes entre las personas que elaboran alimentos y personas que no tienen qué comer".
"Para eso, se requiere una nueva mentalidad en el sentido que no se puede botar la comida. Esto, sin duda, dará muy buenos frutos, que se notará en un mejoramiento de la alimentación para los niños, los ancianos, los jóvenes, la gente de calle", afirmó Mons. Chomali.
"Sin duda que esto será muy positivo, porque creará conciencia del valor que significa la comida. No puede ocurrir que haya personas que boten comida y que otras no tengan qué comer o tengan muchas dificultades".
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), cada año se desperdician unas 1300 toneladas de comida y 800 millones de personas padecen hambre.
En Chile, un 94% de la población, reconoce que botar comida es una práctica habitual.
El 16 de octubre, en el Día Mundial de la Alimentación, el Papa Francisco dijo en la FAO que ante el "aumento de la demanda de alimentos es preciso que los frutos de la tierra estén a disposición de todos".
"Para algunos, bastaría con disminuir el número de las bocas que alimentar y de esta manera se resolvería el problema. Pero, esta es una falsa solución si se tiene en cuenta el nivel de desperdicio de comida y los modelos de consumo que malgastan tantos recursos. Reducir es fácil, compartir, en cambio, implica una conversión, y esto es exigente", agregó.
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- ACI Prensa (@aciprensa) 19 de mayo de 2017
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