El Papa Francisco pidió a los cristianos que recen por él y por sus esfuerzos para favorecer la paz, porque "sin el apoyo de la oración de los fieles, el Sucesor de Pedro no puede cumplir con su misión en el mundo".
En un discurso pronunciado durante la audiencia que concedió en el Palacio Apostólico del Vaticano a los miembros de la Liga de Oración del Beato Carlos de Austria para la Paz entre las Naciones, que celebran su Asamblea Anual en Roma, el Santo Padre señaló que "los desafíos de nuestro tiempo piden la colaboración de todos los hombres de buena voluntad y, en particular, mediante la oración y el sacrificio".
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Tras escuchar las palabras del Presidente de la Liga, Mons. Fernand Franck destacó el contexto de la iniciativa por la paz impulsada por el Papa Benedicto XV, apoyada únicamente por el Beato Emperador Carlos de Austria, con el fuerte deseo de poner fin a los desastres de la Primera Guerra Mundial. Es en esa iniciativa en la que se inspira la Liga de Oración por la Paz.
También subrayó los tres objetivos de la Liga apuntados por Mons. Franck en su discurso ante el Pontífice: buscar y observar la voluntad de Dios, esforzarse por favorecer la paz y la justicia, eliminar la injusticia de la historia. "Por decirlo de cierta manera, fueron el motivo recurrente en la vida del Beato Carlos como estadista, como marido, como padre de familia y como hijo de la Iglesia".
"Entregándose a la voluntad de Dios –continuó el Papa Francisco–, aceptó el sufrimiento y ofreció su vida en sacrificio por la paz, sostenido siempre por el amor y por la fe de su mujer, la Sierva de Dios Zita".
El Pontífice concluyó su discurso invitando a los miembros de la Liga "a mantener vuestra promesa de tomar parte, mediante la oración y el empeño personal, en los múltiples esfuerzos del Papa por favorecer la paz".
La Liga de Oración, presente en diversos países del mundo, tiene como objetivo promover iniciativas de paz entre los países, inspirándose en la vida del Emperador Carlos de Austria, que reinó como Carlos I de Austria, IV de Hungría y III de Bohemia entre 1916 y 1918.
Su reinado se produjo en medio de las grandes dificultades ocasionadas por la Primera Guerra Mundial. Llegó al trono tras el fallecimiento del Emperador Francisco José y el asesinato en Sarajevo de su tío el Archiduque Francisco Fernando.
Desde su subida al trono, el Emperador Carlos dirigió todos sus esfuerzos a poner fin a la Guerra e instaurar un largo período de paz en Europa. Sin embargo, la guerra había entrado ya en una fase de irreversibilidad.
La debilidad del Imperio Austro-húngaro, alineado con el Imperio Alemán frente a las potencias aliadas encabezadas por Gran Bretaña y Francia, provocó su desmembramiento al finalizar la contienda, por lo que el Emperador Carlos tuvo que renunciar al trono.
Durante su breve, pero prolífico reinado, el Emperador Carlos entendió su función de soberano como un servicio a su pueblo. Se esforzó por cumplir con la vocación de todo cristiano a la santidad, en su caso mediante la actividad política.
Fue beatificado por el Papa San Juan Pablo II en el año 2014.
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- ACI Prensa (@aciprensa) 13 de octubre de 2017