El Arzobispo de Granada, Mons. Javier Martínez (España), abordó el caso del independentismo promovido por la Generalitat de Cataluña para señalar que el Papa Francisco "ha expresado con mucha claridad (…) que la Iglesia no admite como bien una secesión".
El Prelado dijo estas palabras durante la Misa que celebró ayer en honor a la Virgen del Pilar, Patrona de España y de la Guardia Civil de Granada, donde se sumó al llamado de otros obispos para mantener la unidad del país.
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"El Santo Padre ha expresado con mucha claridad la posición de la Iglesia en el problema que todos tenemos en la cabeza, diciendo que la Iglesia no admite como bien una secesión y que la autodeterminación sólo está justificada en los casos de una ocupación colonialista, cosa que no se da en nuestra patria", afirmó.
"Y por lo tanto –añadió–, los bienes que corren peligro, los bienes de la unidad de un pueblo construido durante siglos, muchos siglos, de convivencia, no se pueden poner en peligro a la ligera. Están en peligro".
En ese sentido, Mons. Martínez exhortó a los fieles a "pedir por la unidad de España, por la unidad de las instituciones, por la fortaleza y la sabiduría de los gobernantes, para que el Señor nos conceda el don de la paz".
El Prelado indicó que la situación generada por el presidente de la Generalitat de Cataluña, Carles Puigdemont, "a todos nos llena de preocupación". Es un momento "extraordinariamente difícil en la historia de nuestra patria", expresó.
El Arzobispo de Granada dijo que "hay algo en el corazón del hombre que nos hace casi imposible evitar que surjan conflictos, en las familias, en los pueblos, entre vecinos, en los barrios, en las ciudades, incluso entre los países. Quizás hemos contribuido todos a esa complicidad de nuestra sociedad al hacer de la meta única de la vida, olvidándonos de Dios, el desarrollo económico, el bienestar económico".
"Esa búsqueda ansiosa de ese bienestar genera el dolor", advirtió. "Y ya hubo algún pensador que dijo hace varios siglos que genera una situación de guerra de todos contra todos. Esa situación es una situación verdaderamente difícil de sostener; difícil de sostener la convivencia cuando no hay nada moral, nada religioso que nos vincule".
Mons. Martínez dijo que "es verdad que en nuestra situación hay personas, hay sacerdotes, puede haber incluso obispos, que participan de una cierta mentalidad, y eso sólo pone de manifiesto lo débil que se ha hecho nuestra fe en nuestra conciencia".
"Pesa más la pertenencia a una nación o a un grupo que el hecho que todos somos hijos de Dios y estamos obligados como hijos de Dios a buscar modos de entendimiento, estamos obligados a no mentir con respecto a nuestra historia, estamos obligados a buscar el bien común de aquellas unidades que en la historia se han ido construyendo pacientemente, a veces con mucho dolor, a veces al precio de sangre, con una entrega sin límites de quienes nos han precedido".
"Esas uniones constituyen siempre un bien moral que es muy fácil destruir, pero que hace falta una fortaleza moral muy grande para mantener", señaló.
En ese sentido, invitó a pedir al Señor "fortaleza en la fe, firmeza en la esperanza y constancia en el amor", que conceda "a nuestra querida España el don inefable de la paz".
El Arzobispo señaló que la unidad de España es "un bien moral muy grande" que se debe defender.
"Cuando unos pueblos llevan conviviendo siglos, hay obligaciones muy graves de unos para con otros. Y cualquier ruptura significa un dolor. Pero no sólo por lo que significa dolor. Significa un mal. Es diabólico la búsqueda de la separación. El nombre del Diablo significa 'el que separa' y la tarea del Diablo es separar", advirtió.
"Que sepamos mantener esa unión (…). Todo lo contrario sería un camino terrible de violencia, y no sólo en el contexto de nuestro país, en un contexto mucho más amplio de Europa y con lo que Europa significa para el mundo", resaltó.
El Arzobispo reiteró que la unidad de España "es un bien moral" que debe ser sostenido por todos los pueblos que la conforman. "No estamos hablando de un bien político, aunque algunos quisieran presentar como un bien político. Es un bien moral. Y es un bien de fe".
"Los cristianos formamos parte de un mismo Cuerpo. No se comulga en Cristo diferente en Barcelona, en Sevilla o en Granada. El Cristo que comulgamos todos es el mismo, que nos hace a todos hijos de Dios y tenemos que volver a aprender a vivir como hijos de Dios, y a defender los bienes morales que es preciso defender", concluyó.
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- ACI Prensa (@aciprensa) 11 de octubre de 2017