"Cataluña no es sin España, ni España es sin Cataluña", afirmó el Cardenal Antonio Cañizares, Arzobispo de Valencia, en su carta semanal en la que defendió la unidad del país ibérico contra el "acto de sedición", fraude y traición que fue el ilegal referéndum del 1 de octubre, que vulneró "la normalidad constitucional de la Nación y convivencia en libertad de todos los españoles".
El Arzobispo publicó su carta ayer 7 de octubre, el mismo día en que cientos de miles marcharon en Madrid y otras ciudades para exigir el respeto a la unidad de España; una manifestación que hoy domingo se repitió en Barcelona con otros cientos de miles de personas que salieron a las calles para rechazar el proyecto separatista de Carles Puigdemont, presidente de la Generalitat de Cataluña.
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"Somos muchos los que sentimos como una daga, de dolor intenso, clavada en lo más profundo de nuestras entrañas, por cuanto ha sido y sucedido este primero de octubre, en España, y dentro de ella, en la querida Cataluña", señaló el Cardenal, en referencia al referéndum promovido con el fin de declarar unilateralmente la independencia de esta región.
El Arzobispo español afirmó que "hablo como un ciudadano al que le importa mucho lo que sucede" y que comparte los principios de razón y basados en el Evangelio que fundamentan "este proyecto común que somos" y "llamamos España".
Principios, afirmó, que no convocan a la fragmentación y a la división, sino a la unidad y a la integración, que no es imposición sobre alguien, "sino aceptación del bien común, del mejor bien para todos que es el bien común que afecta al conjunto, ese conjunto que somos como realidad y empresa común: España que no es sin Cataluña, y Cataluña que es España y no es sin ella".
El Cardenal Cañizares recordó que ya desde niño escuchaba de su padre la admiración por Cataluña y su gente, "y así lo sentía yo, al menos; de esto me he sentido y me siento orgulloso, porque me siento orgulloso de todo lo bueno que constituye la riqueza y la grandeza de España", junto con las "otras nacionalidades de la Península ibérica".
"Llevo muy dentro Cataluña, porque llevo muy dentro España", afirmó, y destacó "la unidad de España como un bien moral". "Negarlo es ir contra la verdad y contra Cataluña y la diversidad de pueblos, regiones, comunidades", señaló.
En ese sentido, dijo que "por fidelidad a la verdad, y, por ello, para no traicionar el bien común que incluye el bien de las personas y su verdad, siento no poder justificar un pretendido derecho a decidir que no tiene en cuenta el bien común, precisamente porque desvertebra y debilita el conjunto que entraña el bien común y hace del sujeto que decide -sea individuo o colectividad- la fuente y base de comportamiento".
Por ello, el Arzobispo agradeció a la Conferencia Episcopal Española "su magisterio lúcido, libre, objetivo, imparcial, verdadero, y desapasionado, que a lo largo de los años ha expresado con fidelidad el pensamiento social cristiano del magisterio de la Iglesia, que tiene que ver tanto con el tema que ahora nos preocupa a todos".
"Cito dos textos suyos: el primero de 28 de febrero de 1981, tras la intentona golpista del 23F, a la que preferimos olvidar, y el otro en la Instrucción Pastoral sobre el terrorismo de 22 de noviembre del año 2002, que ofrece tan hondas y acertadas reflexiones", señaló.
El Arzobispo indicó que ambos fueron "escritos en ocasiones difíciles para nuestra convivencia democrática y pacífica" y recuerdan que "España es fruto de uno de esos complejos procesos históricos".
"Poner en peligro la convivencia de los españoles, negando unilateralmente la soberanía de España, sin valorar las consecuencias que esta acción podría acarrear, no sería prudente ni moralmente aceptable".
Recordó que en su texto, los obispos españoles indicaron que si bien la Constitución de 1978 –que en su artículo 2 reafirma la unidad española –, no es perfecta como sucede con toda obra humana, es "el fruto maduro de una voluntad sincera de entendimiento y como instrumento y primicia de un futuro de convivencia armónica entre todos".
"Se trata, por tanto de una norma modificable, pero todo proceso de cambio debe hacerse según lo previsto en el ordenamiento jurídico. Pretender unilateralmente alterar este ordenamiento jurídico en función de una determinada voluntad de poder, local o de cualquier otro tipo, es inadmisible. Es necesario respetar y usar el bien común de una sociedad pluricentenaria", señalaron entonces los obispos.
El Cardenal Cañizares afirmó que "lo suscrito y escrito por los Obispos, en ambas ocasiones, es plenamente válido hoy".
El Purpurado culminó su carta llamando a "recuperar aquel espíritu de los años 70, los de la transición, en los que lo que importaba era España, la reconciliación, la armonía entre todos tras tiempos traumáticos a los que nunca debemos volver".
"Es necesario pedir perdón, perdonar, y todos juntos restañar las heridas ocasionadas, desandar los pasos mal dados y enfocar un nuevo futuro", expresó.
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- ACI Prensa (@aciprensa) 7 de octubre de 2017