Carrie DeKlyen era una madre de familia estadounidense que decidió renunciar a su tratamiento de quimioterapia de cáncer al cerebro para salvar la vida de su hija no nacida. Logró salvar a la pequeña pero ella falleció. Esta es su historia.
She chose life – just not her own https://t.co/NEcgCbPopj #carrie_deklyen #wife pic.twitter.com/n2PZozzzXY
- Ruang Preneur (@RuangPreneur) 11 de septiembre de 2017
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Los síntomas de la enfermedad de Carrie comenzaron en marzo de este año. Las constantes migrañas que padecía la motivaron a someterse a un examen médico y le dijeron que tenía un tumor en el cerebro.
Los médicos pensaron que la mujer de 37 años tenía un linfoma, pero después de realizarle una cirugía y otras pruebas, descubrieron que se trataba de un glioblastoma multiforme, el tipo más letal de tumor cerebral; y que también estaba embarazada.
Si se sometía a la quimioterapia, era probable que afectara a su bebé o que incluso este muriera. Sin embargo, Carrie y su esposo Nick, que hasta entonces tenían cinco hijos, se negaron y decidieron posponer el tratamiento. Ambos eran conscientes de que si ella no se trataba, podría morir.
"Mi esposa y yo somos gente de fe. Amamos al Señor con todo nuestro ser. Conversamos y rezamos sobre ese asunto. Con todas las cartas sobre la mesa, mi esposa eligió a su bebé", dijo Nick al diario Detroit Free Press.
En el mes de junio, cuando ya tenía 19 semanas de embarazo, Carrie quedó en coma. Los médicos dijeron que era demasiado tarde para salvarla, pero tal vez podían salvar a la bebé.
Hicieron todo lo que estuvo a su alcance y la pequeña Life Lynn nació el 6 de septiembre, cuando se cumplieron 24 semanas de gestación, con un peso de 567 gramos.
Nick aseguró que la bebé se encuentra bien en el área de cuidados intensivos neonatales y que "ya casi respira por sí misma".
Al día siguiente del nacimiento de su hija, los médicos le quitaron a Carrie el respirador y los diversos aparatos con los que la habían mantenido con vida. Ella murió el sábado 9 de septiembre rodeada de toda su familia. Las últimas palabras que Nick le dijo a su esposa antes de morir fueron "te veré en el cielo".
"Quiero que la gente sepa que ella se entregó por todos. En sus últimos días ella se entregó por su propia hija. Estamos orgullosos de ella", expresó la hermana de Nick.
Nick conocía a Carrie desde que él tenía 12 años y ella diez. Se casaron en el año 2000 y su hijo mayor tiene 18 años. Actualmente la familia reside en la ciudad de Wyoming, en el estado de Michigan.
Traducido y adaptado por María Ximena Rondón. Publicado originalmente en el National Catholic Register.
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