En el Estadio de La Macarena en Medellín, con el himno oficial por su visita de fondo y en medio de un ambiente de fiesta y alegría, unos doce mil sacerdotes, religiosos, consagrados, seminaristas y sus familias ovacionaron la llegada del Papa Francisco que los alentó a "callejear la fe" con alegría y a recordar que, a pesar de todo, "Dios sigue llamando".
El Santo Padre alentó también a los consagrados a reaccionar adecuadamente ante las situaciones complejas y compartió: "Nos gustaría contar con un mundo, con familias y vínculos más llanos, pero somos parte de este cambio de época, de esta crisis cultural, y en medio de ella, contando con ella, Dios sigue llamando".
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"Dios quiso hacerse vulnerable y quiso salir a callejear con nosotros, quiso salir a vivir nuestra historia tal como era", dijo el Papa Francisco al recordar el testimonio de Lina María, una joven que expresó que la vulnerabilidad debe ser reconocida como esencia de lo humano.
"Quiso hacerse hombre en medio de una contradicción, en medio de algo incomprensible con la aceptación de una chica que no comprendía pero obedece (Virgen María) y de un hombre justo (San José) que siguió lo que le fue mandado, pero todo eso en medio de contradicciones".
Asimismo, los jóvenes "naturalmente inquietos", encauzan su inquietud "captados por Jesús, sintiéndose parte de la comunidad, se convierten en 'callejeros de la fe', felices de llevar a Jesucristo a cada esquina, a cada plaza, a cada rincón de la tierra".
"Cuántos sin saber que lo están llevando llevan esa riqueza de callejear sirviendo, de ser callejeros de una fe que quizás ellos mismos no terminan de entender. Es testimonio que nos abre a la acción del Espíritu Santo que entra y nos va trabajando el corazón".
En su mensaje, invitó a los presentes a recordar, acompañar y pedir perdón por tantas "vidas de jóvenes truncadas, descartadas, destruidas" que son "engañadas y destruidas por los sicarios de la droga".
"No tengamos miedo en esta tierra compleja, Dios siempre ha hecho el milagro de generar buenos racimos, como las arepas al desayuno. ¡Que no falten vocaciones en ninguna comunidad, en ninguna familia de Medellín!", arengó el Santo Padre.
El Santo Padre pidió a todos "estar atentos para que cada sarmiento sirva para lo que fue pensado: dar frutos. Desde los comienzos, a quienes les toca acompañar los procesos vocacionales, tendrán que motivar la recta intención, un deseo auténtico de configurarse con Jesús, el pastor, el amigo, el esposo".
"Donde hay vida, fervor, ganas de llevar a Cristo a los demás, surgen vocaciones genuinas; la vida fraterna y fervorosa de la comunidad es la que despierta el deseo de consagrarse enteramente a Dios y a la evangelización".
El Sumo Pontífice dijo que la fecundidad vocacional se logra manteniendo "una relación vital, existencial, de absoluta necesidad; es vivir y crecer en unión íntima y fecunda con Jesús, fuente de vida eterna".
Lo anterior se logra "tocando la humanidad de Cristo". "Con los gestos y palabras de Jesús, que expresan amor a los cercanos y búsqueda de los alejados; ternura y firmeza en la denuncia del pecado y el anuncio del Evangelio; alegría y generosidad en la entrega y el servicio, sobre todo a los más pequeños".
En segundo lugar, hay que contemplar su divinidad a través de la oración y la Sagrada Escritura, "especialmente el Evangelio, donde Cristo nos habla, nos revela su amor incondicional al Padre, nos contagia la alegría que brota de la obediencia a su voluntad y del servicio a los hermanos".
En tercer lugar, el Santo Padre expresó que "Nuestra alegría contagiosa tiene que ser el primer testimonio de la cercanía y del amor de Dios. Somos verdaderos dispensadores de la gracia de Dios cuando trasparentamos la alegría del encuentro con Él".
"El Señor ha puesto su mirada sobre Colombia: Ustedes son signo de ese amor de predilección. Nos toca ofrecer todo nuestro amor y servicio unidos a Jesucristo, nuestra vid. Y ser promesa de un nuevo inicio para Colombia, que deja atrás diluvios de desencuentro y violencia, que quiere dar muchos frutos de justicia y paz, de encuentro y solidaridad", finalizó.
#ElPapaenColombia recuerda a Santa Laura Montoya, primera santa de Colombia y al beato Mariano de Jesús, uno de los primeros seminaristas pic.twitter.com/dtdLRqBbNS
- ACI Prensa (@aciprensa) 9 de septiembre de 2017
En el encuentro con los sacerdotes y religiosos, una reliquia de la Madre Laura, la primera Santa colombiana, que ha sido canonizada por el Pontífice, fue testigo del fervor religioso y de los tres testimonios que se relataron.
En primer lugar, el P. Juan Felipe Escobar Escobar de la Arquidiócesis de Medellín, con 12 años de vida consagrada, relató que desde niño presenció la violencia de la guerra y quiso ser médico "para desterrar el dolor físico de la humanidad".
"Este ambiente marcó profundamente mi vida y me llevó a interrogarme: ¿Qué puedo hacer por mi pueblo? Fue así como nació mi vocación: Dios me llamó a sanar, a ser 'cura de almas'".
"He salido a las periferias de Medellín, en donde he acompañado a muchos desplazados por el conflicto, a habitantes de la calle, a enfermos y a reclusos. En todos ellos he visto el rostro de Jesús y he tocado su carne".
Hna Leidy de San José: No tengan miedo de entregar su vida por la causa del Evangelio, que seguir al Señor vale la pena #ModoPapa #ElPapaCol pic.twitter.com/50HcJ5j4o6
- ACI Prensa (@aciprensa) 9 de septiembre de 2017
Luego, la Hermana Leidy María de San José, Carmelita descalza del monasterio de la Santísima Trinidad de la Estrella, que a los 14 años descubrió su vocación, dijo que fueron valiosos "los valores cristianos recibidos en mi hogar, en el colegio y en mi comunidad parroquial".
"Sin duda alguna, allí nació y en silencio fue germinando la semilla de mi vocación, junto al testimonio de tantos sacerdotes y seminaristas que Dios puso en mi camino" y que "fueron despertando en mi corazón el deseo de la entrega y de la búsqueda de Aquel que podía dar sentido y plenitud a mi vida".
Por último, María Isabel Arboleda Pérez, representante de la Asociación de Madres de Sacerdotes y Seminaristas; sostuvo que "la familia es el primer semillero de vocaciones; y ahora que nuestro hijo es sacerdote, nuestra familia lo seguimos acompañando con nuestra presencia y oración".
En tanto, el Obispo Auxiliar de Medellín y Secretario General de la Conferencia Episcopal Colombiana, Mons. Elkin Álvarez, manifestó que las palabras del Papa Francisco los "impulsará a volver al amor primero en la vivencia de nuestra vocación y serán orientación segura para seguir las huellas de Jesús".
"Somos conscientes de que los inmensos desafíos de la tarea evangelizadora en nuestro tiempo reclaman de la vida sacerdotal y religiosa mayor fidelidad, más audacia, un estilo de vida más ceñido al Evangelio, una escucha más atenta de la Palabra, mayor espíritu misionero".
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