Las víctimas vienen con mucho dolor en el corazón, pero poco a poco se les ayuda a recuperar la esperanza a través del trabajo pastoral y ahora son ellos los que están dando el primer paso para la reconciliación de Colombia, afirmó la hermana María Olit Rueda, de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl.
En diálogo con ACI Prensa en la sede del Centro Social Nazareth, en Bogotá, la religiosa relató el trabajo de la Iglesia en Colombia con las personas que fueron desarraigadas de sus hogares y que han perdido familiares debido a la violencia que golpeó y aún golpea Colombia, pues aún no se firma un Acuerdo de Paz con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), la otra guerrilla.
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Los desplazados constituyen "una de las realidades de Colombia. Es el dolor de las víctimas porque la gente que viene aquí, viene con muchos dolores en el corazón. Gente desarraigada, de familias desarraigadas", indicó la hermana María Olit, que destacó que desde el carisma de San Vicente de Paúl, las Hijas de la Caridad buscan atender a Cristo "en la persona del más necesitado".
Según el más reciente informe de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), Colombia sigue siendo el primer país con más desplazamiento interno, con más de 7 millones 400 mil víctimas.
En ese sentido, el representante de ACNUR en Colombia, Jozef Merkx, señaló en junio a Caracol Radio que si bien la tendencia viene disminuyendo desde el 2010, aún se registra esta problemática por la violencia que todavía existe en algunas zonas.
Según el informe, "había 7,4 millones de desplazados internos registrados al terminar 2016, cifra que representaba un aumento de aproximadamente medio millón respecto al comienzo del año, sin que se haya informado de retornos de desplazados internos ni de otras disminuciones. En consecuencia, Colombia seguía siendo el país con la población de desplazados internos más numerosa".
Ante esta realidad, el trabajo de las Hijas de la Caridad se centra en recuperar "la dignidad de las personas víctimas del conflicto armado o en condición de vulnerabilidad". Para ello, además del acompañamiento psicológico y pastoral, se tienen convenios de capacitación laboral como cocina, confección de ropa y computación.
Las personas que llegan al centro social Nazareth "reciben un acompañamiento integral. Están los trabajadores sociales, el psicólogo que le hace acompañamiento a la persona, a las familias, para irles ayudando a resignificar su vida, a devolverles la esperanza", afirmó.
"La persona llega con sus esperanzas totalmente acabadas por todas las realidades que les ha correspondido vivir. Se hace una formación humano-cristiana a través de talleres" para que reconstruyan sus vidas, familias y "todo lo que han perdido".
"Todo lo hacemos desde el carisma de San Vicente de Paúl, que es colaborar en la construcción del reino de Dios viendo a Jesucristo en la persona de los más necesitados", reiteró.
Ellos dan el primer paso
Durante el diálogo, la hermana María Olit afirmó que en los talleres "uno ve cómo la persona va descubriendo en su vida a Dios. Va descubriendo esa dimensión trascendente". "Hay muchas historias de reconstrucción de vidas y familias", aseguró.
Sin embargo, aclaró que pese a la firma de la paz y que se está en el post conflicto, "acá tenemos gente que hace un mes ha sido desplazada (…). En las comunidades todavía hay mucho dolor y sufrimiento porque la situación no es que del todo ha terminado".
A pesar de ello, expresó su convicción de que Colombia se puede reconciliar tras cinco décadas de guerra "y lo vemos en la actitud de la gente que viene acá (al Centro Social Nazareth). Es una actitud de apertura al perdón y a la reconciliación". "El paso más importante lo van a dar las víctimas, y lo están haciendo", afirmó.
"Uno ve la actitud de las víctimas, que ya están dando el paso. Son las víctimas las que están haciendo posible esa reconciliación".
"Hay muchos testimonios, muchos testimonios de gente que está reconstruyendo su vida y ha hecho atrás todo ese dolor y todo ese daño que han recibido", indicó.
En ese sentido, dijo que personalmente "la mayor satisfacción es ver cómo la persona se va alimentando, va recuperando la esperanza, va reconociendo que vale, que puede, que ser imagen de Dios le hace capaz y le hace posible superar todos, todos los obstáculos y salir adelante".
"Para uno es una gran satisfacción ver la recuperación de la gente. Uno aquí es más lo que aprende de ellos, lo que recibe", afirmó.
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- ACI Prensa (@aciprensa) 9 de septiembre de 2017