En una reciente reflexión a raíz de los violentos hechos ocurridos en la localidad de Charlottesville en el estado de Virgina, el Obispo de Lincoln en Estados Unidos, Mons. James Conley, explicó que el racismo es una mentira sembrada por Satanás.
El Prelado se refirió a los recientes enfrentamientos que se han dado en Charlottesville, luego del anuncio del retiro de la imagen del general Robert E. Lee, que durante la guerra civil de Estados Unidos en el siglo XIX lideró las fuerzas de la Confederación, que luchó para que no se aboliera la esclavitud de los negros.
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Cientos de "supremacistas" blancos salieron a protestar contra esta decisión enarbolando banderas de la Confederación. Esto generó que otro grupo de personas se manifestaran a favor del retiro de la estatua y contra las posiciones neonazis.
Los enfrentamientos que ocurrieron luego dejaron, en total, el saldo de tres muertos y unos 20 heridos.
Sobre estos hechos, el Obispo de Lincoln afirmó que "el racismo, la supremacía blanca y el antisemitismo están absolutamente opuestos a la verdad del Evangelio".
"El racismo es un mal peligroso: una mentira sembrada por Satanás, que seduce, confunde y atrapa. El maligno busca dividirnos entre nosotros y alejarnos del Señor, sembrando y explotando prejuicios, estereotipos y miedo".
En el artículo titulado "Nuestra respuesta a Charlottesville", Mons. Conley lamentó que "el mal del racismo –que es contrario a la providencia, la justicia y la caridad– sigue siendo una fuerza poderosa en nuestro país".
Lamentablemente, continuó el Obispo, los "supremacistas blancos no fueron los únicos sembrando violencia en Charlottesville".
"Todos debemos estar disgustados por el racismo de los supremacistas blancos. Pero el odio, expresado en la violencia anárquica, es la respuesta equivocada a la injusticia. El odio genera odio; y la violencia más violencia. Los cristianos saben que el mal no puede vencer al mal. Solo la gracia puede conquistarlo".
Hoy, continuó el Prelado, "estamos llamados a oponernos al mal del racismo y a la violencia que genera odio; con el Evangelio de Jesucristo, con el amor de Aquel que vino a redimir a todo corazón humano".
"Jesucristo puede liberar a los cautivos por el racismo, y Jesucristo puede curar a sus víctima. Nuestro trabajo es proclamar la verdad, la misericordia y la libertad de la vida en Jesucristo; pero no podemos ser ingenuos sobre lo difícil que es esta tarea".
Para Mons. Conley, "debe ser totalmente claro que sin una renovación espiritual masiva en nuestro país, la violencia, el odio y el caos seguirán creciendo".
"De hecho, cada uno de nosotros tiene que cuidar el corazón, para asegurar que Satanás no siembre en nosotros la mentira del racismo o use nuestro disgusto con el racismo para hacernos odiosos, vengativos o violentos", alertó el Prelado.
"La única respuesta cristiana –precisó– al mal que se vio en Charlottesville es redoblar nuestras oraciones por nuestra nación, y redoblar nuestros esfuerzos para construir una civilización del amor".
Finalmente el Obispo hizo votos para "que el Señor nos dé la gracia de construir una nación viva en Jesucristo, que respete la dignidad, los derechos y la belleza de toda persona creada a imagen de Dios".
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- ACI Prensa (@aciprensa) 15 de agosto de 2017