El Santuario del Señor de Monserrate se alza a 3.172 metros sobre el nivel del mar, en la cima del cerro de Monserrate o cerro de Las Nieves. A sus pies, medio kilómetro más abajo, se encuentra Bogotá, la capital de Colombia, cuya historia ha acompañado desde sus días coloniales.
"La historia del santuario se remonta a la misma época en que nació la ciudad de Bogotá", explica a ACI Prensa Mons. Sergio Pulido Gutiérrez, canónigo de la Catedral Primada de Bogotá y rector de la Basílica y Santuario del Señor de Monserrate.
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"Estamos por cumplir 478 años de historia como ciudad y el santuario se remonta a esa época de la colonia española", señala.
Para Mons. Pulido Gutiérrez, el Santuario del Señor de Monserrate es un "ícono de toda la ciudad de Bogotá".
Precisamente cada fin de semana, especialmente en domingo, muchos bogotanos suben al cerro de Monserrate por el largo camino peatonal, vestigio del camino indígena original y que requiere una especial condición física. Sin embargo, hay otras dos opciones: el funicular que opera desde hace 80 años, y el teleférico.
El último Viernes Santo, fiesta del Santuario, subieron más de 73 mil personas.
"En el año 1620 –relata Mons. Pulido– un misionero español llamado Fray Bruno de Valenzuela construyó aquí una pequeña ermita. Esa ermita se la consagró a la Virgen morenita de Montserrat. Esta advocación de la Virgen de Montserrat es demasiado venerada, muy querida, muy amada por los catalanes, allá en España".
La Virgen de Montserrat le dio el nombre al cerro, explica el sacerdote colombiano, pues los indígenas locales, los muiscas, lo llamaban cerro de Las Nieves por su frecuente nubosidad.
Pero si bien el amor a la Virgen fue lo que despertó la devoción, la tradición que dura hasta nuestros días cobró fuerza con la imagen del Señor de Monserrate.
Señor de Monserrate. Foto: Flickr de Juan Carlos Pachón.
La primera fiesta religiosa que motivó grandes peregrinaciones al Santuario fue la fiesta de la Santa Cruz, en mayo. Los fieles, señala Mons. Pulido, "subían el cerro a pie, en lo que llamaban las romerías, y colocaban cruces por el camino, celebraban la fiesta y luego bajaban otra vez".
"Pero no solamente fue la fiesta de la Santa Cruz, sino una segunda fiesta que dio toda la religiosidad popular y la tradición de lo que llegó a ser finalmente el Santuario: fue el Viernes Santo", señala.
"Venían aquí el Viernes Santo y subir el cerro era, en aquel entonces, como si subieran al Calvario, al lugar de la Crucifixión y la muerte de Jesús", explica.
La imagen del Señor de Monserrate fue hecha en 1640 por el artista Pedro de Lugo Albarracín. "Esa imagen no solamente comenzó a ser como el centro de las peregrinaciones, de la devoción popular, sino que resultó siendo una imagen muy milagrosa", asegura el rector del Santuario.
"Es una imagen que despierta mucha fe, mucho amor, mucha esperanza, mucha confianza en la misericordia de Dios. Realmente hay muchos milagros que se le atribuyen a la imagen", dice.
Mons. Pulido señala además que "el Papa Pío XII le dio a este lugar no solamente el título de Santuario, sino de Basílica. Para nosotros una Basílica es un lugar que tiene mayor dignidad que cualquier otro templo. De hecho, después de la Catedral Primada de Bogotá, esta Basílica santuario es el lugar más significativo".
Tres "motivaciones" para subir hasta el Santuario de Monserrate
Para el rector del Santuario, hay al menos 3 "grandes categorías o motivaciones" para subir el cerro.
"La primera es la fundamental, que es la fe. Aquí, ante todo, es un Santuario. Como Santuario es un lugar de encuentro con Dios, se viene al santuario para poder tener esa experiencia de encuentro con Dios", señala.
"Son muchísimas las personas que por fe vienen, especialmente el sábado y domingo, todos los sábados y domingos, pero particularmente la Semana Santa", subraya.
Pero "hay otra motivación muy grande", indica, "y es el deporte".
"Aunque tenemos varios parques, ciclovías, polideportivos, lugares donde se puede hacer ejercicio, muchos bogotanos les encanta venir a pie, por ejercicio. Desde las 4:30 a.m. está abierto el camino para que suban en plan de ejercicio".
"Los que tienen un físico mucho más cultivado, ya son atletas, de alto rendimiento, pueden gastar 25 minutos, media hora. Los que no tienen tan buen físico tardarán más", asegura.
La tercera motivación, dice, "es el turismo", pues "desde el atrio del Santuario, desde la cima del cerro se vislumbra, se puede contemplar la ciudad. Es un lugar muy privilegiado para ver la inmensidad de la ciudad".
En la parte oriental del Santuario, señala, se pueden ver los cerros de la Cordillera Oriental de los Andes. "Yo me admiro, y hasta me molesto, cómo las personas se quedan tanto tiempo contemplando la ciudad y a veces no caen en la cuenta de la hermosura, de la belleza, de la grandeza de nuestros cerros orientales", lamenta.
Por estos tres motivos, destaca, el Santuario de Monserrate es "un lugar de encuentro con Dios, de encuentro con la naturaleza y de encuentro con la cultura".
"Venir a Monserrate debe ser una experiencia física, de ejercicio físico, pero también una experiencia emocional, para poder estar en armonía consigo mismo, con la naturaleza, y por supuesto con Dios", expresa.
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- ACI Prensa (@aciprensa) 6 de julio de 2017