El Presidente de la Conferencia Episcopal de Chile (CECH), Mons. Santiago Silva, manifestó la preocupación de la Iglesia por la situación de los niños y jóvenes atendidos por el Servicio Nacional de Menores (Sename) y enfatizó que es necesaria una "autocrítica" que permita un consenso para reformar el sistema y reparar los daños causados.
La crisis del Sename, organismo a cargo del cuidado, protección y reinserción de niños, adolescentes y jóvenes que han sido vulnerados o han cometido delitos, se desató luego de la muerte de Lissette, una menor de 11 años que estaba en una residencia del servicio.
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Una serie de interrogantes respecto a su muerte, ocurrida en abril de 2016, hicieron necesaria una investigación y discusión pública que ha trascendido el poder ejecutivo, legislativo y judicial.
Uno de los informes concluyó que en el transcurso de 11 años, fallecieron alrededor de 1300 menores, que estaban en hogares a cargo del Sename directa o indirectamente.
"La dignidad de toda persona humana y con mayor razón de aquellas que han sido vulneradas, es el valor superior que en este asunto estamos llamados a cautelar. Más que una ráfaga de acusaciones, esta es la hora de una autocrítica amplia, profunda y un tiempo de búsqueda de soluciones efectivas e integrales", expresó Mons. Silva.
"No basta con el sano ejercicio de transparentar una verdad dolorosa que con toda razón nos avergüenza. Necesitamos que la autocrítica nos permita avanzar en propuestas mínimamente consensuadas y sustentables para reformar el sistema y reparar los daños causados".
"En el caso particular de las irregularidades, maltratos, abusos y muertes que se han denunciado en recintos propios y colaboradores de Sename, un drama que se extiende por décadas, demuestra que la institucionalidad definitivamente no está a la altura", agregó.
"Porque el drama persiste y las responsabilidades judiciales y políticas no parecen claras. Y, además, porque las emociones y las pasiones de un día no guardan relación con el tormentoso día a día, noche a noche, que viven los menores de edad a quienes supuestamente buscamos brindar, como sociedad, amparo, protección, reinserción".
El Presidente de la CECH valoró como "un bien para Chile el esfuerzo que despliegan las instituciones cuando su propósito es ir en auxilio de quien más lo necesita y comprometerse con el respeto a su dignidad y derechos".
"Desde hace décadas, varias instancias religiosas han volcado su misión evangelizadora al servicio de la infancia y la juventud vulnerada. Son severas las dificultades de financiamiento y las trabas de diversa índole que el sistema pone a su labor", precisó.
"Pero a pesar de ellas, seguimos convencidos de que parte de nuestra misión evangelizadora es acoger a los más pequeños del Señor y ofrecerles ambientes sanos, seguros y confiables para que se desarrollen y contribuyan al bien común de Chile".
Por último, el obispo encomendó a la patrona de Chile, la Virgen del Carmen, "a quien celebramos este domingo, proteja a los más importantes de esta discusión, que son los niños, niñas y jóvenes vulnerados en sus derechos", concluyó.
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- ACI Prensa (@aciprensa) 29 de enero de 2016