Cuando los amigos se reúnen, la comida es una simple excusa para compartir y reencontrarse en fraternidad. De la misma forma, alrededor de 550 jóvenes salen todas las noches a entregar comida caliente a las personas que viven en las calles de Montevideo en Uruguay.
Todas las noches, sobre todo en época de invierno, alrededor de 16 grupos provenientes de universidades, parroquias y movimientos de la arquidiócesis, salen a dar más de 1900 platos de comida a los indigentes de la ciudad.
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Los voluntarios se reúnen al atardecer a cocinar con las donaciones de los feligreses, empresas y los mismos jóvenes. Ya de noche y con bajas temperaturas, ellos preparan su corazón y comienzan el recorrido que los llevará al encuentro con los más necesitados.
Uno de estos grupos es el Movimiento Luceros, compuesto por más de 100 voluntarios, que se reúne todos los lunes y miércoles en la Parroquia Virgen del Carmen y Santa Teresita para preparar más de 100 platos de comida.
Este grupo nació luego de una peregrinación a la Virgen de Salta, hace 8 años.
De regreso los jóvenes participantes, formaron un grupo de oración que fue creciendo, así como la necesidad de "hacer leche chocolatada con unos sándwiches para repartir a la gente de la calle", comentó Juan José Malvárez al canal Iglesia Católica de Montevideo (ICM).
"A cualquiera le pasa si vive en Montevideo, que al salir de tu casa, en tu cuadra o a dos cuadras, haya alguien durmiendo o viviendo en la calle. Es algo que choca", explicó Felipe Silva.
El voluntario comentó que la comida crea la confianza para "ayudar de verdad a esas personas". Pero, "la comida es una excusa, es un vehículo. Es importante llenar la panza, pero mucho más importante es llenar el corazón a esas personas".
El nombre 'Luceros' nace de la experiencia en Salta. "Es ser luz en la noche, el no guardar la lámpara, que esté bien arriba para que ilumine. El ser pequeñas luces que iluminen en la oscuridad. La Virgen de Salta habla un poco de eso: 'Pronto verán cómo se irán transformando en pequeñas luces que irán iluminando'", refirió.
Esa espiritualidad que mantienen a través de los años, lleva a los voluntarios a rezar un Rosario bajo la advocación de la Inmaculada Madre del Divino Corazón Eucarístico de Jesús, antes de salir.
En tanto, el grupo "Olla Caliente Madre Teresa de Calcuta" de la Parroquia María Reina de la Paz, nació luego de que sus integrantes que se prepararon para el Sacramento de la Confirmación, decidieron continuar con alguna obra social.
De esta forma, salen los miércoles y sábados, pese al frío y la lluvia a realizar este apostolado. Agustín Yurdan, comentó a ICM que la comida se elabora entre todos. Unos pelan y cortan las verduras y él prepara un guiso en las ollas.
"Tratamos de estar lo más que ellos quieran. A veces tienen necesidad de hablar una hora y una hora nos quedamos. Otras veces agarran el plato caliente y se van", explicó.
De otro lado, Gabriel Muscarelli del grupo Sembradores, comentó a ICM que el apostolado nació hace 16 años como una inquietud familiar. Comenzaron con 30 platos de comida y hoy reparten alrededor de 200, además de ropa y otros artículos.
"Salimos con un alimento físico que es necesario. Pero mucho más necesario es llevar esa esperanza que es Cristo resucitado en nuestras vidas. Y eso es lo que te motiva a enfrentar toda la realidad de la existencia del ser humano", dijo Muscarelli.
A su vez, el voluntario reconoció que con los años y el entusiasmo de los participantes, la ayuda sumó la preparación a los Sacramentos, el aseo personal de los indigentes y la construcción de refugios de material ligero.
Para Enrique, este voluntariado es "el reconocimiento de que Cristo vive entre nosotros. Yo recibo tantas bendiciones que es una manera de agradecer todo lo que nos pasa en la vida".
Este apostolado "es agradable, porque luego que repartimos la comida uno dice: -Vamos a leer la palabra de Dios- y ellos piden que les lean el Evangelio. Cuando estamos rezando ellos se sienten hijos de Dios y saben que es así", finalizó.
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- ACI Prensa (@aciprensa) 3 de julio de 2017