Luego de que el régimen comunista de Corea del Norte lanzara un misil intercontinental que puede alcanzar territorio norteamericano, los Obispos de Estados Unidos y Europa instaron a las naciones a la "total eliminación de armas nucleares".
"Instamos a los Estados Unidos y a las naciones europeas a que trabajen con otras naciones para trazar una estrategia creíble, verificable y aplicable para la eliminación total de las armas nucleares", indica la declaración conjunta emitida este 6 de julio por la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB, por sus siglas en inglés).
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El pronunciamiento se da dos días después de que Corea del Norte lanzara el misil y luego que Kim Jong Un, Presidente del Corea del Norte, indicó el 5 de julio que su país "demostrará su fortaleza a Estados Unidos" y no negociará sus programas de armas.
Ante ello, el Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, durante una visita a Polonia, llamó el 6 de julio a todos los países a "afrontar esta amenaza global y a demostrar públicamente que habrá consecuencias a su muy, muy mal comportamiento".
En su comunicado conjunto, los Obispos de Estados Unidos y Europa indicaron que "un intercambio nuclear limitado tendría consecuencias devastadoras para la gente y el planeta. Trágicamente, el error humano o el error de cálculo podría conducir a una catástrofe humanitaria".
La declaración fue emitida para que coincida con la conclusión de una reunión organizada esta semana en la Organización de Naciones Unidas (ONU) que tiene como fin "negociar un tratado legalmente obligatorio para prohibir armas nucleares, llevando hacia su eliminación total".
Si bien Estados Unidos y la mayoría de las naciones europeas no están participando en la reunión de la ONU, los obispos instaron a cualquier país que esté construyendo su arsenal nuclear para "reconsiderar" su eficacia como una estrategia de seguridad.
"Nuestro mundo se ha vuelto cada vez más multipolar con una variedad de amenazas que van desde el terrorismo, los conflictos asimétricos, la ciberseguridad hasta la degradación ambiental y la pobreza, lo que plantea dudas sobre la adecuación de la disuasión nuclear como una respuesta efectiva a estos desafíos", añadieron.
Asimismo, señalaron que la construcción de una base de armas nucleares es un desperdicio de dinero, reiterando lo dicho por el Papa Francisco en 2014, cuando dijo que priorizar el gasto en armas nucleares "es un error y una mala asignación de recursos que sería mucho mejor invertido en áreas de desarrollo humano integral, educación, salud y lucha contra la pobreza extrema".
En otro mensaje de marzo de 2017, el Pontífice dijo que la paz y la seguridad no se basaban en una carrera por el poder y las armas, sino en "la justicia, el desarrollo humano integral, el respeto de los derechos humanos fundamentales, la protección de la creación, la participación de todos en la vida pública, la confianza entre los pueblos, el apoyo a las instituciones pacíficas, el acceso a la educación y la salud, el diálogo y la solidaridad".
Al Santo Padre se le unen otros numerosos líderes católicos, entre ellos el Papa Benedicto XVI, el Papa Juan Pablo II, el Papa Juan XXIII y el Papa Pablo VI, que se oponían al desarrollo de las armas nucleares.
Por último, los obispos señalaron que el camino hacia un mundo sin armas nucleares es complejo y largo, sin embargo, apuntaron las siguientes medidas: "Llevar más lejos las obligaciones de no proliferación y desarme en consonancia con el marco jurídico internacional; reforzar los mecanismos de salvaguardia y control a nivel militar, diplomático y político; desarrollar y aplicar con determinación medidas que profundicen la confianza mutua en todos los niveles".
Asimismo, "reducir la dependencia de la disuasión nuclear en las estrategias de seguridad nacionales e internacionales en favor de alternativas más eficaces centradas en la seguridad y la paz humanas; y a participar en un debate mundial en los foros internacionales pertinentes, a fin de trabajar para crear y promover las condiciones para un mundo sin armas nucleares".
La declaración fue firmada por el Arzobispo Jean-Claude Hollerich, Presidente de la Conferencia de las Comisiones de Justicia y Paz de Europa, y por el Obispo Oscar Cantú, Presidente de la Comisión de Justicia y Paz Internacional de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos.
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- ACI Prensa (@aciprensa) 24 de junio de 2017