Charlie Gard, un bebé británico de diez meses que padece una enfermedad terminal, será desconectado en los próximos días, luego de que fracasara la larga lucha legal de sus padres para evitar este desenlace.
Charlie ha sido diagnosticado con el síndrome de agotamiento mitocondrial, una rara enfermedad genética que padecen muy pocos niños en el mundo. El mal causa debilidad muscular progresiva y puede causar la muerte en el primer año de vida.
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Los padres del bebé, Chris Gard y Connie Yates, realizaron exitosamente una recaudación de fondos de más de un millón de dólares para llevar a su hijo a Estados Unidos, para someterlo a un tratamiento experimental. Los médicos del hospital Great Ormond Street, de Londres (Reino Unido), se opusieron y determinaron que sería desconectado.
Chris y Connie comenzaron una batalla legal que acabó el 27 de junio, con un fallo del Tribunal Europeo de Derechos Humanos favorable al hospital y a los juzgados británicos, considerando "inadmisible" la apelación de los padres del bebé.
Chris Gard y Connie Yates junto al pequeño Charlie.
El tribunal europeo señaló que "las cortes locales han concluido, sobre la base de evidencia amplia y de expertos altamente calificados, que era muy probable que Charlie estaba siendo expuesto a dolor continuo, sufrimiento y angustia y que someterlo a un tratamiento experimental sin prospectos de éxito no ofrecería beneficios, y seguiría causándole un daño significativo".
De acuerdo a los padres de Charlie, el hospital programó la desconexión del soporte vital para el 30 de junio pero, tras dialogar con las autoridades del centro de salud, "han acordado darnos un poco más de tiempo con Charlie".
A través de su perfil en Facebook, Connie Yates expresó su agradecimiento "por todo el apoyo del público en este tiempo extremadamente difícil".
"Estamos haciendo preciosos recuerdos que podamos atesorar para siempre", señaló y pidió que "por favor, respeten nuestra privacidad mientras nos preparamos a dar el último adiós a nuestro hijo Charlie".
La Iglesia Católica en Inglaterra y Gales expresó en un comunicado que "nunca deberíamos actuar con la intención deliberada de acabar con una vida humana, incluyendo el retiro de la alimentación e hidratación, para que así se consiga la muerte".
"Sí tenemos, a veces, que reconocer las limitaciones de lo que se puede hacer, mientras que siempre actuando humanamente al servicio de la persona enferma hasta que se produzca el momento de la muerte natural".
Los obispos de Inglaterra y Gales subrayaron que la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos es "desgarradora", especialmente para los padres y familiares de Charlie.
"En este caso difícil, todos los lados han buscado actuar con integridad y para el bien de Charlie como ellos lo ven. Comprensiblemente, los padres de Charlie desean hacer todo para salvar y mejorar la vida de Charlie", señalaron.
Los obispos elevaron su oración para que la familia del bebé pueda "encontrar la paz en los próximos días y semanas".
"También alentamos a la comunidad católica a rezar por Charlie, sus padres y todos aquellos que lo han estado cuidando".
Por su parte, el Presidente de la Pontificia Academia para la Vida, Mons. Vincenzo Paglia, señaló en un comunicado que el caso del bebé británico "ha significado tanto dolor y esperanza para todos nosotros".
"Nos sentimos cercanos a él, a su madre, a su padre y a todos los que lo han cuidado y han luchado junto a él hasta ahora".
Mons. Paglia señaló que en casos como este "debemos hacer lo que mejore la salud del paciente, pero tenemos también que aceptar los límites de la medicina y, como señala el párrafo 65 de la encíclica Evangelium Vitae, evitar procedimientos médicos agresivos que son desproporcionados a cualquier resultado esperado o excesivamente costosos para el paciente o la familia".
"Si se interfiere con la relación entre médico y paciente (o padres como en el caso de Charlie), todo se vuelve más difícil y la acción legal se convierte en un último recurso, con el riesgo acompañante de manipulación ideológica o política, que siempre debe ser evitada, o de sensacionalismo mediático, que puede ser tristemente superficial".
"Querido Charlie, queridos padres Chris Gard y Connie Yates, estamos rezando por y con ustedes", finalizó Mons. Paglia.
"Dejen que Charlie vaya a casa"
En las últimas horas, el hashtag #LetCharlieGoHome (Dejen que Charlie vaya a casa) se difundió en Twitter, con usuarios de diversas partes del mundo pidiendo a las autoridades del hospital Great Ormond Street que permitan que el bebé pase sus últimas horas en casa junto a sus padres.
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- ACI Prensa (@aciprensa) 23 de junio de 2017