En lo que sus abogados han considerado una victoria de la libertad de expresión, un empresario dueño de una imprenta que se negó a realizar camisetas para una marcha del orgullo gay en Kentucky (Estados Unidos), ganó la batalla contra el lobby homosexual.
Un juzgado de apelaciones Kentucky falló el 12 de mayo a favor de la libertad de expresión de Blaine Adamson, un empresario cristiano sancionado por una Comisión de Derechos Humanos local por negarse a realizar camisetas con mensajes a favor de la agenda gay.
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"Los estadounidenses siempre deberían tener la libertad de creer, la libertad de expresar esas creencias y la libertad de no expresar ideas que violarían su conciencia", dijo Jim Campbell, consejero senior de Alliance Defending Freedom (ADF), organización a cargo de la defensa de Blaine.
"La decisión de hoy es una victoria para impresores y otros profesionales creativos que sirven a todos pero no pueden promover todos los mensajes", aseguró.
Blaine Adamson es dueño de la imprenta Hands On Originals en Kentucky, que realiza materiales publicitarios, como camisetas, gorras y mantas. Ha realizado diversos trabajos sin discriminar por raza o preferencias sexuales de sus clientes. Además, con frecuencia contrata trabajadores homosexuales.
También tiene una división que produce exclusivamente material cristiano, llamada Christian Outfitters.
Blaine sí tiene algunas excepciones para su trabajo: no imprime mensajes contrarios a su fe, como aquellos que contienen material violento o sexualmente explícito.
En 2012, las Organizaciones de Servicios para Gays y Lesbianas (GLSO, por sus siglas en inglés), pidieron a Blaine crear algunas camisetas promocionales del Festival del Orgullo Gay local. El empresario, que defiende que el matrimonio es solo entre hombre y mujer, rechazó la propuesta pero les ofreció ponerlos en contacto con otra imprenta que les cobraría un precio similar.
A pesar de que eventualmente la GLSO consiguió hacer sus camisetas gratis con otro proveedor, la organización gay emprendió un boicot contra Blaine e interpuso una queja ante la Comisión de Derechos Humanos del Condado de Lexington-Fayette.
Esta Comisión ordenó a Blaine fabricar los polos con los mensajes contrarios a su fe y asistir a un curso de "entrenamiento en diversidad".
El empresario ganó una primera demanda contra la Comisión de Derechos Humanos, pero el organismo decidió apelar. El nuevo fallo reitera la libertad de expresión de Blaine.
Durante este tiempo, el empresario cristiano recibió incluso el apoyo de la empresaria lesbiana Kathy Trautvetter, dueña junto a su pareja Kathy de una imprenta.
En declaraciones a The Blaze en noviembre de 2014, Trautvetter dijo que quedó "fascinada" por la historia de Blaine, "porque nosotras somos fabricantes de camisetas".
"Cuando leí la historia, inmediatamente sentí 'si estuviera en sus zapatos, ¿qué me estarían forzando a hacer?' Tengo que decir que si ese fuera yo tampoco me gustaría", dijo.
Para Luke Goodrich, viceconsejero legal de Becket, una firma legal sin fines de lucro que se sumó a la defensa de Blaine, "no importa cuál es el discurso –pro-gay, anti-gay, pro-inmigración, anti-inmigración–, el gobierno no puede obligarte a que lo imprimas".
"Esa es la belleza de la libertad de expresión: protege a todos", dijo.
Goodrich destacó que "la libertad de expresión es el más importante en los temas más divisivos", pues "es el último lugar en el que el gobierno debe ser autorizado a exigir cumplimiento".
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- ACI Prensa (@aciprensa) 2 de mayo de 2017