Kelly Martínez fue vientre de alquiler en tres ocasiones y dio a luz cinco niños que entregó a otros por dinero, pero tras su última experiencia que le abrió los ojos, asegura que "no lo volvería a hacer" y decidió unirse a la campaña internacional para poner fin a esta práctica.
Bebés de encargo a 35.000 dólares https://t.co/8k9FUmdlDO @StopSurrogacy @abc_es #gestaciónsubrogada #vientresdealquiler
- abc_familia (@abc_familia) 30 de abril de 2017
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En una entrevista concedida al diario ABC, la americana Kelly Martínez explica que lo que le llevó a comenzar en el mundo de los vientres de alquiler fue que le "motivaba que me pagaran por hacer algo que me gustaba y se me daba bien".
Cobraba unos 35 mil dólares por gestación, pero todo cambió en el último embarazo por subrogación. Era una pareja española que querían un niño y una niña, pero no sucedió así y comenzó a gestar dos niños.
La relación con la pareja española fue convirtiéndose cada vez en más tensa y extraña porque "habían pagado un extra para tener niño y niña y estaban realmente disgustados", asegura.
Esta situación de tensión hizo que Kelly padeciera una enfermedad llamada "preclamsia", por la que se aumenta la presión arterial y es muy grave para las embarazadas y en ocasiones, mortal.
Esta enfermedad, motivada por el estrés que le causaba la relación con la pareja española hizo que diera a luz a los siete meses por cesárea. Algo que a la pareja española no le pareció bien y exigió, según cuenta en la entrevista al diario ABC, un examen de la placenta para ver qué había podido suceder.
La pareja regresó a España con los niños pero no había pagado el importe que habían acordado y no respondían a las reclamaciones de Kelly y la agencia intermediaria tampoco se hacía responsable de ello.
Fue entonces cuando se encontró con la plataforma Stop Surrogacy Now quienes le ayudaron a terminar con ese proceso y a rehacer su vida porque, según declaró Kelly, se sintió "explotada por esa pareja española".
Kelly afirma que le "rompe el corazón" pensar que estos dos pequeños "no vayan a recibir el amor adecuado" de parte de esta pareja por no ser lo que habían encargado y por eso asegura que después de todo lo vivido "no lo volvería a hacer".
Desde entonces, Kelly ha cambiado su mentalidad y se ha unido a la campaña de la plataforma Stop Surrogacy Now para terminar con los vientres de alquiler en todo el mundo.
El vocero de los Obispos españoles, el P. José María Gil Tamayo, afirmó en febrero de 2017 que "los vientres de alquiler constituyen una explotación de la mujer y convierten al niño que va a nacer en un objeto de consumo".
Además, el P. Gil Tamayo aseguró que "hay casos de mujeres que son vientres de alquiler en países del primer mundo, pero también en países del tercer mundo con condiciones económicas más precarias donde se viven auténticas situaciones de mercantilización".
"La Iglesia entiende y acompaña el dolor de las personas que no pueden tener hijos y anima a vivir el deseo natural de la paternidad de otros modos, no solo el biológico. Como es la paternidad orientada a la adopción y acogida especialmente de los más pequeños", subrayó el vocero.
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