El islam "es una religión de la espada" y quienes tienen el control son los musulmanes radicales que no desean una reforma y rechazan cualquier forma de diálogo, afirmó el P. Henri Boulad, sacerdote jesuita nacido en Egipto y que durante años ha tenido a su cargo la educación de jóvenes cristianos y musulmanes.
El sacerdote de 86 años hizo esta afirmación en una entrevista publicada en el diario de la Santa Sede, L'Osservatore Romano, el pasado 13 de abril, a pocos días de la visita del Papa Francisco al país africano y luego del doble atentado cometido en Domingo de Ramos por el grupo terrorista Estado Islámico (ISIS) contra la minoría cristiana.
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Si bien el P. Boulad nació en Alejandría (Egipto), su familia es originaria de Siria del rito melquita y huyó de las masacres anticristianas de 1860. Actualmente vive en El Cairo y fue rector del colegio jesuita en la capital egipcia, donde estudian jóvenes musulmanes y cristianos.
Durante la entrevista, el sacerdote señaló que para hablar del islam se debe tener presente que su libro sagrado, el Corán, contiene versículos de la época en que Mahoma vivió en la Meca y versículos de cuando se trasladó a Medina.
"En los escritos de la Meca, Mahoma hace un discurso muy abierto que habla de amor", donde los judíos y cristianos son considerados amigos, "no hay obligaciones en la religión y Dios es más cercano". Es decir, "la primera parte de la vida de Mahoma transmite por tanto un mensaje espiritual, de reconciliación y de apertura".
Sin embargo, indicó el sacerdote, "cuando Mahoma deja la Meca para fundar Medina, hay un cambio: de líder espiritual, se convierte en jefe de estado, militar y político".
"Hoy los tres cuartos son versículos de la época de Medina y son un apelo a la guerra, a la violencia y a la lucha contra los cristianos. Los musulmanes en el siglo IX y X vieron esta contradicción" entre los versículos de la Meca y de Medina "y se reunieron para resolverla".
"El resultado fue que tomaron una decisión hoy famosa de 'derogador' y 'derogado': los versículos de Medina derogan aquellos de la Meca". Además rechazaron el sufismo "y bibliotecas enteras son incendiadas en Egipto y África del norte".
Los musulmanes "necesitarían entonces retomar los versículos originales que son la fuente y que son justamente los versículos de la Meca, pero estos fueron derogados y esto hace de la religión musulmana una religión de la espada", expresó el P. Boulad.
"El islam moderado es una herejía"
En ese sentido, el sacerdote afirmó durante la entrevista que "el islam moderado es una herejía", pero aclaró que "debemos distinguir entre la gente y la ideología, la mayor parte de los musulmanes son muy abiertos, gentiles y moderados. Pero la ideología presentada en los manuales escolares es radical".
"Cada viernes los niños oyen la prédica en la mezquita que es una continua incitación: quien deja la religión musulmana debe ser castigado con la muerte, no es necesario saludar a una mujer o a un infiel", indicó.
El sacerdote jesuita dijo que "por fortuna esto no es practicado, pero los Hermanos Musulmanes y los salafistas quieren esta doctrina". Además, "los musulmanes moderados no tienen voz (…). Quienes tienen hoy el poder no son los musulmanes que han tomado del islam lo que es compatible con la modernidad y con la vida común de la demás gente, sino los musulmanes radicales que aplican una interpretación literal, y a veces también instrumental, del Corán y que rechazan cualquier diálogo".
El P. Boulad explicó que en la historia del islam hubo intentos de reforma, pero sin éxito.
"La reforma que hubo en la historia del islam fue rechazada. Por ejemplo el califa abasí El Maamoun nacido en Bagdad en el 786 y muerto en Tarso en el 833 y seguidor de los motáziles, los racionalistas del islam, intentó una reforma, ¿pero quién se acuerda hoy de él? Prevaleció el islam cerrado y riguroso de Muhammad ibn Abd al-Wahhab", indicó.
"La última reforma fue intentada por el sheik Mahmoud Taha en Sudán, pero fue ahorcado en Khartum en la plaza de la ciudad porque dijo que los versículos de la Meca debían abolir los de Medina", añadió.
El sacerdote egipcio señaló que este "es un problema interno del islam, que no ofrece respuestas a las preguntas de la vida moderna y se encuentra de frente a la necesidad de reformarse a sí mismo".
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- ACI Prensa (@aciprensa) 18 de noviembre de 2016