El Obispo de Córdoba, España, Mons. Demetrio Fernández, explica que en Semana Santa celebramos "los misterios centrales de nuestra fe cristiana" y afirma que "si acompañamos a Jesús en su muerte tendremos parte en la alegría de su Resurrección"
Con la llegada del Domingo de Ramos se inicia la Semana Santa, un tiempo para el que "hemos venido preparándonos durante la cuaresma (40 días) y lo celebraremos durante el tiempo pascual (50 días), para rematar en Pentecostés con la venida del Espíritu Santo", asegura el Obispo de Córdoba.
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Ante los próximos días de Semana Santa, el Obispo de Córdoba anima a "participar de la liturgia de estos días santos" porque "si le acompañamos en la muerte, tendremos parte en la alegría de su Resurrección".
El Evangelio de este domingo recuerda la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, "a lomos de una borriquilla". Según explica el Prelado, "en este domingo aparece Jesús que camina libremente hacia la muerte" porque "no es sorprendido por lo que le viene encima, sino que lo conoce y desea que se cumpla".
Mons. Fernández subraya cómo "llama la atención la libertad con la que Jesús se enfrenta a su muerte redentora. Más que un reo, aparece como un juez poderoso, dueño de la situación. El secreto de todo ello está en el amor que mueve su corazón".
"Jesús no va a la muerte a empujones o a la fuerza, va libremente, como libre es el amor que le acompaña. Amor al Padre, al que se entrega en obediencia amorosa", asegura.
"Jesús conoce el plan redentor de su Padre Dios y ha entrado de lleno en esa voluntad de salvar a todos, entregándose a la muerte. Su obediencia es un acto de amor y la ofrenda de su vida tiene ante todo esa dirección vertical de darle a su Padre lo que se merece, y lo que tantas veces los humanos le hemos robado por el pecado", afirma Mons. Fernández.
Es el amor a los hombres por lo que Jesús "se entrega voluntariamente en actitud de servicio, ocupando el último puesto, para que nosotros recuperemos la dignidad de hijos de Dios", a pesar de que "los sufrimientos de la pasión que viene encima serán terribles".
Siendo el Hijo de Dios "será tratado como un malhechor", "sometido a una sentencia injusta" y a sufrimientos físicos y psicológicos.
Ante esa situación extrema, el Prelado destaca que "lo más misterioso es ese silencio de Dios, que le hace gritar a Jesús: 'Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?'". A lo que explica que "Dios Padre no abandonó nunca a su Hijo, y bien lo sabía Jesús", pero "su humanidad se sintió desgarrada ya desde la oración en el huerto".
Mons. Fernández explica que "Jesús quiso tocar de esta manera tantas situaciones humanas donde se palpa el silencio de Dios. Y es que todo ese sufrimiento humano, que muchas personas arrastran en su vida es peor que la muerte".
"Y Jesús ha pasado por ese trago, para que cuando nos toque pasarlo a nosotros no nos sintamos solos", afirma.
Puede leer la carta íntegra AQUÍ.
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- ACI Prensa (@aciprensa) 3 de marzo de 2017