Mons. Demetrio Fernández, Obispo de Córdoba en España, explica en su carta semanal cómo Jesucristo espera en el hermano necesitado y anima a aprovechar el tiempo de Cuaresma para "corregir el rumbo" de la vida para dirigirse hacia Dios.
El Prelado indicó que el tercer domingo de Cuaresma es "el domingo en el que Cristo quiere saciar nuestra sed con su agua, que es el Espíritu Santo".
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En muchas ocasiones, dice el Obispo, Jesús entra en la vida "reclamando nuestra atención en las múltiples necesidades que padecen los que están a nuestro alrededor" y cuando atendemos esas necesidades humanas, "nos topamos con Jesús, porque él estaba ahí esperándonos".
Mons. Fernández explicó que la Cuaresma es un camino de preparación para que el alma reciba "el don supremo del Espíritu Santo, purificándonos de otros sucedáneos que no calman la sed".
De esta manera, el Prelado anima a utilizar "este tiempo santo para reorientar nuestra vida hacia Dios". "Es preciso corregir el rumbo, para que nuestro caminar esté orientado hacia Dios", insiste.
En el Evangelio del tercer domingo de cuaresma que habla sobre el encuentro de Jesús con la Samaritana. "Jesús conoce la vida de esta mujer de moral disipada, y no le echa para atrás esa situación", apunta.
Por eso explica que Jesús "supera las barreras sociológicas y religiosas de su época, porque ha venido a buscar a los pecadores para introducirlos en la órbita del amor de Dios que redime. Y entabla con ella un diálogo de salvación, se pone a su nivel pidiéndole agua, para escucharla y poderle ofrecer de esta manera otro agua superior".
Una escena evangélica que el Prelado califica como "llena de misericordia por parte de Jesús, que no condena ni rechaza, sino que invita y espera lo mejor de cada uno de nosotros".
"El tiempo de Cuaresma es tiempo de gracia especial para los pecadores, porque están llamados a encontrar el perdón de Dios que reoriente su vida", asegura Mons. Fernández.
"Cuando la Samaritana ha experimentado este amor gratuito en su vida, se ha sentido conocida y saciada por un amor que nunca había conocido. Es entonces cuando va a decirles a sus paisanos que ha encontrado al Mesías, al salvador del mundo", afirma.
"La Cuaresma es camino de preparación para la Pascua, y la Pascua culmina con el don del Espíritu Santo en Pentecostés. Ese mismo Espíritu Santo que brota del costado de Cristo, traspasado por la lanza, del que salió sangre y agua", apuntó el Prelado.
Puede leer la carta completa AQUÍ.
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- ACI Prensa (@aciprensa) 8 de marzo de 2017