El Papa Francisco destacó la generosidad y el esfuerzo de los libaneses por ayudar a los numerosos refugiados sirios que llegan a su territorio huyendo de la guerra en Oriente Medio.
Ante el Presidente de la República del Líbano, Michel Aoun, a quien recibió en audiencia en el Vaticano, el Santo Padre apreció el importante papel humanitario que juega el Líbano en el conflicto sirio y pidió un aumento de los esfuerzos internacionales para lograr una solución a la guerra que ponga fin a la crisis humana.
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Además, durante la conversación mantenida entre el mandatario libanés y el Pontífice, se puso en valor las buenas relaciones bilaterales entre la Santa Sede y el Líbano, y se destacó el papel histórico e institucional de la Iglesia en la vida del país.
Por otro lado, el Papa mostró su satisfacción por el acuerdo alcanzado entre las diferentes fuerzas políticas libanesas para elegir un nuevo Presidente después de que el puesto permaneciera vacante durante más de dos años.
Francisco mostró su satisfacción por ese acuerdo y confió en que en el futuro sea frecuente la colaboración entre las diferentes fuerzas políticas libanesas y entre las diversas comunidades étnicas y religiosas del país de cara a trabajar juntos por el bien común y por el desarrollo de la nación.
Finalmente, el Papa Francisco y el Presidente Aous intercambiaron diferentes puntos de vista sobre la situación en Oriente Medio, los conflictos que la afligen y la situación de los cristianos en la región.
Con una población de más de 4 millones de habitantes, Líbano tiene una población cristiana de casi el 35%, la mayoría de ellos pertenecientes a la Iglesia Maronita, en comunión con Roma. Los musulmanes, divididos entre suníes y chiíes, son el 57,92%. Por lo tanto, se trata del país de Oriente Medio en el que la comunidad cristiana está más consolidada y donde tiene mayor capacidad de influencia en las decisiones del país.
Michel Aoun, cristiano maronita, fue elegido Presidente el 31 de octubre de 2016 después de 2 años de vacío de poder en el país. El cargo permanecía vacante desde mayo de 2014 como consecuencia de las grandes divisiones entre las fuerzas políticas del Parlamento.
Para garantizar el equilibrio de poder político entre las diferentes comunidades del país, el país sigue, desde 1943, un acuerdo no escrito en función del cual el Presidente siempre es un cristiano maronita, el Primer Ministro un musulmán suní, y el Presidente del Parlamento un musulmán chií.
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- ACI Prensa (@aciprensa) 10 de marzo de 2017