El Arzobispo de Montevideo (Uruguay), Cardenal Daniel Sturla, anunció esta mañana que la Santa Sede ha autorizado el inicio de la causa formal de canonización del P. Ruben Isidro Alonso, conocido como "Padre Cacho", y que a partir de ahora recibe el título de Siervo de Dios.

Así lo confirmó en su programa radial "La Alegría del Evangelio", señalando que en el mes de marzo comenzará oficialmente el proceso de beatificación y canonización.

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El Cardenal aseguró que esta es una "buena noticia" que "llena de alegría", debido a que el Padre Cacho fue "una figura entrañable para la Iglesia uruguaya y la Iglesia de Montevideo".

"El Padre Cacho murió con fama de santidad hace casi 25 años. Fue un sacerdote entregado que fue a encontrar a Dios entre los más pobres. Su nombre hasta hoy resuena con fuerza; murió con fama de santidad", dijo el Cardenal Sturla.

Por otro lado, el Purpurado destacó que el postulador de la causa, P. Daniel Bazzano, realizó "un trabajo muy bien hecho" de acuerdo al procedimiento que incluyó una breve biografía y el estudio de testimonios para saber si en verdad el sacerdote llevó una vida ejemplar y virtuosa.

Por su parte, la Conferencia Episcopal del Uruguay anunció que ya se mandaron a imprimir estampitas con la imagen del Padre Cacho y una oración para que se pueda pedir su intercesión.

Biografía

Ruben Isidro Alonso nació el 15 de mayo de 1929. Fue hijo del panadero Dámaso Alonso y la lavandera, María Alonso. A los 12 años ingresó a la casa de formación de la congregación salesiana y fue ordenado sacerdote en noviembre de 1959.

Trabajó como catequista en Salto y Paysandú; y en 1973 lo nombraron primer asesor diocesano de la naciente Pastoral Juvenil de Paysandú.  En 1975, junto a dos compañeros salesianos, inspirados en la experiencia de los curas obreros, se fue a vivir a un barrio en los márgenes de la ciudad de Rivera.

En el año 1977 llegó a Montevideo deseoso de profundizar en esa manera de vivir su sacerdocio: ser un vecino más. Con esta certeza se lo planteó al entonces Arzobispo de Montevideo, Mons. Carlos Parteli, quien aceptó y le permitió instalarse en la zona de Aparicio Saravia, lugar de donde nunca se marchó.

"Siento la imperiosa necesidad de vivir en un barrio de pobres y hacer como hacen ellos. Necesito encontrar a Dios entre los que más sufren… Sé que vive allí, que habla su idioma, que se sienta a su mesa, que participa de sus angustias y esperanzas", decía el Padre Cacho en aquel entonces.

Falleció el 4 de setiembre de 1992 y sus restos fueron transportados por un carrito tirado por un caballo blanco hasta el Cementerio del Norte. Desde entonces varias voces le otorgaron la "fama de santidad".

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