Con ocasión de la Marcha por la Vida que se realizará en Francia este domingo 22 de enero, el Arzobispo de Rouen, Mons. Georges Lebrun- el primero de los obispos en participar de esta manifestación a favor de la vida- pidió fomentar una cultura de acogida a la vida y denunció las paradojas de la sociedad francesa que por un lado brinda mejoras para los necesitados, pero que vulnera el derecho a la vida de los no nacidos.
En una entrevista concedida a Famille Chrétienne, Mons. Lebrun dijo que en Francia, donde el aborto es legal desde 1975, se vive "una paradoja increíble".
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"Después de doce semanas y un día de vida los médicos pueden hacer milagros para salvar a los embriones. Pero a las doce semanas menos un día su vida está en peligro porque los mismos cuidadores se la pueden quitar".
Respecto al aborto, Mons. Lebrun dijo que "quizás hay una suerte de vergüenza o tabú en nuestras comunidades. Este es el signo de la gravedad de la cuestión o, tal vez, de nuestra culpabilidad colectiva".
"En un gran amor y respeto por las mujeres que han abortado, yo los invito a que podamos hablar, no para condenar sino para salvar como lo hizo Jesús".
El Arzobispo de Rouen indicó que "el aborto es una cuestión crucial. Es importante que los obispos estén presentes para todas todas las personas que atraviesan dificultades, en particular las que están en situaciones más precarias o las que están más lejos de Dios".
"Pienso en las personas discapacitadas. Obispos y fieles católicos, podríamos hacer nuestra autocrítica (…). Pienso en las iglesias construidas con escaleras que son inaccesibles para algunas personas. ¿Cómo es que no nos preocupamos por las pequeñas necesidades del hombre?", cuestionó.
El Prelado indicó que hay muchas personas que suben con alegría las mangas para ofrecer apoyo a las embarazadas "mientras que la sociedad privilegia como 'solución' la desaparición de un niño concebido". Nosotros debemos comprometernos con más firmeza en esta (primera) alternativa".
En ese sentido, recordó las palabras del Papa Francisco en su encíclica Laudato Si', en la que señala que "un camino educativo para acoger a las personas débiles que nos rodean, que tal vez inquietan y son inoportunas, no parece practicable si no protegemos el embrión humano, incluso si su venida causa incomodidad y dificultades ".
Mons. Lebrun concluyó su mensaje pidiendo hacer un esfuerzo para que en los colegios católicos se instaure una educación y un respeto por la vida.
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- ACI Prensa (@aciprensa) 20 de enero de 2017