En los viajes "no temo por mi persona", aseguró el Papa Francisco. "Tal vez seré inconsciente, pero no temo por mi persona, lo que me preocupa son los riesgos concretos, las amenazas para los que van y participan en una celebración o en un encuentro", señaló.
"Siempre existe el peligro de un gesto inconsulto por parte de algún loco. Pero siempre está el Señor".
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En un libro en el que se recogen diferentes conversaciones entre el Santo Padre y el vaticanista italiano Andrea Tornielli, publicado este martes 10 de enero con el título "In viaggio" (De viaje), el Pontífice explicó los motivos por los que decidió rebajar las medidas de seguridad durante los viajes.
"No logro moverme en coches blindados o en el papamóvil con vidrios anti-proyectiles cerrados. Comprendo muy bien las exigencias de seguridad y agradezco a todos los que, con dedicación y mucha, de verdad, mucha fatiga durante los viajes, están cerca de mí y me vigilan. Pero un obispo es un pastor, un padre, no pueden existir demasiadas barreras entre él y la gente".
Recordó que durante su primer viaje, a la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro, había mucha aprehensión, pero al final "no hubo ningún incidente en toda Río de Janeiro, en esos días. Hay que confiar y encomendarse. Soy consciente de que se pueden correr riesgos".
El Papa afirmó que nunca le gustó viajar, sin embargo, reconoció que "ahora siento que debo viajar, ir a visitar a las Iglesias, animar las semillas de esperanza que hay". También dijo que, desde el punto de vista físico los viajes "son pesados", y "cuando vuelvo a la casa, al Vaticano, normalmente el primer día del viaje es bastante cansado y necesito reponerme".
Pese a la fatiga, el Santo Padre destacó que "siempre me llevo conmigo rostros, testimonios, imágenes, experiencias… Una riqueza inimaginable, que siempre me lleva a decir: 'Valió la pena'".
Preguntado por todas las personas que conoce en sus viajes, el Pontífice señaló que "las llevo en mi corazón, rezo por ellas, rezo por las situaciones dolorosas y difíciles con las que entré en contacto. Rezo para que se reduzcan las desigualdades que he visto".
El Santo Padre relató algunos recuerdos de su primer viaje como Papa, a Lampedusa. Era "un viaje italiano. No estaba en programa, no había invitaciones oficiales. Sentí que tenía que ir, me habían tocado y conmovido las noticias sobre los migrantes muertos en el mar, ahogados. Niños, mujeres, hombres jóvenes… Una tragedia angustiosa. Vi las imágenes del rescate de los sobrevivientes, recibí testimonios sobre la generosidad y la acogida de los habitantes de Lampedusa. Era importante ir allá".
De los recuerdos que se llevó de todos los viajes que ha realizado durante su Pontificado, Francisco también destacó, "el entusiasmo de los jóvenes en Río de Janeiro", "la gente que acudió al santuario de Madhu, en el norte de Sri Lanka", "o la acogida en Filipinas".
"Llovía mucho ese día. Tenía que celebrar la misa para recordar las miles de muertes provocadas por el Tifón Haiyan, y el mal tiempo casi hizo que se cancelara el viaje. Pero no podía no ir", rememoró el Papa.
"Llovía y yo llevaba un impermeable amarillo sobre los paramentos para la misa que celebramos ahí, como se pudo, en un pequeño palco sacudido por el viento. Después de la misa, un ceremoniero me dijo que había quedado sorprendido y edificado porque los acólitos, a pesar de la lluvia, nunca perdieron la sonrisa".
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- ACI Prensa (@aciprensa) 21 de febrero de 2016