La Plaza de San Pedro acogió esta mañana la última Audiencia Jubilar del Año Santo, en la que el Papa Francisco habló sobre "Misericordia e Inclusión". El Pontífice señaló que "Dios en efecto, en su diseño de amor, no quiere excluir a ninguno, sino que quiere incluir a todos".

"Ninguno está excluido de este llamado, porque la misión de Jesús es la de revelar a toda persona el amor del Padre". Por tanto, "a nosotros nos espera abrir el corazón, fiarnos de Jesús y acoger este mensaje de amor, que nos hace entrar en el misterio de la salvación".

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Francisco explicó que la inclusión se manifiesta "en abrir de par en par los brazos para acoger sin excluir, sin catalogar a los otros en base a la condición social, a la lengua, a la raza, a la cultura, a la religión: delante a nosotros hay solamente una persona a la que amar como la ama Dios".

El Santo Padre recordó a cuántas personas excluidas encontramos por las calles o en los hospitales y aseguró que los brazos extendidos de Jesús en la cruz "demuestran que ninguno está excluido de su amor y de su misericordia".

"Todos tenemos necesidad de ser perdonados por Dios, y todos tenemos necesidad de encontrar hermanos y hermanas que nos ayuden a ir a Jesús, a abrirnos al don que no ha dado sobre la cruz".

Por último, el Pontífice pidió que nadie sea obstáculo y nadie excluye, sino que "seamos instrumentos de la misericordia inclusiva de Dios".

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