Las voces contra la ley que promueve en Colorado (Estados Unidos) el suicidio asistido por médicos siguen aumentando conforme llega el 8 de noviembre, día en que se votará la llamada "Propuesta 106".
Al Arzobispo de Los Ángeles, Mons. José Gómez, y al actor Eduardo Verástegui, se ha sumado la científica Grazie Pozo, quien llama a los latinos a no apoyar esta medida que además de ir contra la vida, afectará especialmente a este sector de la población.
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El martes 8 de noviembre, además de decidir entre Hillary Clinton y Donald Trump para la Presidencia de Estados Unidos, los ciudadanos del estado de Colorado deberán aprobar o rechazar la "Propuesta 106", que es como se conoce a la "Ley de opciones para acabar con la vida en Colorado", y cuyos promotores –denunció Pozo– la han vendido "bajo la cubierta de la compasión".
En un artículo publicado en U.S.News, la especialista en radiología en el área de Miami y asesora política para la Asociación Católica, advirtió que con bastante frecuencia en estos días "se han vendido a los votantes ideas realmente malas bajo la cubierta de la compasión. Éste es ciertamente el caso de medidas como las que se encuentran en la papeleta de Colorado para (el voto sobre) el suicidio asistido" del 8 de noviembre.
Ese día, señaló, los votantes serán confrontados por este "tema candente" y cuyos puntos los latinos necesitan abordar "con gran cuidado, ya que los aspectos negativos de estas leyes tienen más probabilidades de impactar en los pobres y marginados que en los sectores acomodados; y Colorado tiene una gran población latina que sufre una tasa de pobreza que duplica a la de los blancos no hispanos".
En su artículo titulado "¿Qué deberían saber los latinos sobre el suicidio asistido?", Pozo Christie, indicó que el mejor ejemplo para ilustrar en el tema del suicidio asistido es un caso ocurrido recientemente en California, un estado que legalizó el suicidio asistido en junio pasado.
"A Stephanie, una joven esposa y madre de cuatro hijos con una enfermedad terminal, repentinamente su compañía de seguros le negó una nueva ronda de quimioterapia para prolongarle la vida, justo después de que la ley fue aprobada. Ellos pagarían por las drogas suicidas, con un co-pago pequeño de $ 1.20. El corto documental que ella hizo sobre su experiencia vale la pena ser visto", señaló.
Pozo advirtió que "este es un gran ejemplo de cómo una ley vendida a los ciudadanos como una medida compasiva se convierte en un incentivo para la codicia y la insensibilidad. A nivel nacional, la oposición a la legalización del suicidio ha sido dirigida por defensores de los pobres, enfermos mentales y discapacitados, porque entienden que la compasión real es mucho más exigente que el suicidio, y más costosa. Esta pide a la sociedad paciencia y cariño, y no acepta una salida forzada rápida como una solución al sufrimiento".
"Por supuesto, además de los pobres, los asegurados marginales y los no asegurados corren el mayor riesgo de quedarse con un puñado de píldoras, y los latinos se encuentran desproporcionadamente dentro de estos grupos", añadió.
Además, advirtió que "en los estados que ya han consagrado el suicidio asistido en la ley, incluyendo Oregon, Washington y Vermont, hemos aprendido de otro efecto secundario desastroso".
"Un nuevo estudio que examina las tasas de suicidio en esos estados, realizado por el Southern Medical Journal, concluyó que 'legalizar el PAS (suicidio asistido por médicos) estaba asociado con un aumento del 6,3 por ciento en el total de suicidios (incluidos los suicidios asistidos)'".
En ese sentido, advirtió que "si el suicidio es declarado una opción honorable y positiva" para quienes sufren enfermedades físicas, se volverá "más aceptable para aquellos que luchan contra la depresión o el dolor".
"Esto afectará particularmente a los hispanos, especialmente a las adolescentes. Según el CDC, en 2015 el 15,1 por ciento de las adolescentes latinas en los Estados Unidos trataron de quitarse la vida una o más veces (frente a un 9,8 por ciento de las niñas blancas no hispanas). Esta alta tasa de intentos de suicidio es un fenómeno preocupante. Los hispanos necesitan pensar dos veces antes de votar por una medida que puede aumentar ese número ya trágico", exhortó.
Por ello, concluyó la científica Grazie Pozo, "todos los estadounidenses tienen que estar vigilantes y tomarse el tiempo para investigar cuál ha sido el resultado en los estados que intentaron este camino".
"Pero los latinos, que son más propensos para ser pobres y vulnerables, necesitan ser aún más cuidadosos. Hay demasiado en juego para tomar el lobby suicida en su valor nominal", expresó.
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- ACI Prensa (@aciprensa) 9 de junio de 2016