El Papa Francisco pidió que se contrarreste "esa cultura del desecho tan dañina, que margina a los ancianos al considerarlos improductivos". Señaló que "las instituciones y realidades sociales aún pueden hacer mucho para ayudar a las personas mayores, para aprovechar al máximo sus capacidades, para facilitar su participación activa, en especial para asegurar que su dignidad personal siempre sea respetada y apreciada".
En la audiencia concedida a la Federación de Adultos de Italia "FederAnziani", y a la Asociación Nacional de Trabajadores Ancianos con motivo de la fiesta de los abuelos, el Santo Padre destacó el importante papel de los ancianos, y las personas mayores en general, en nuestra sociedad.
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"No son pocos los ancianos que invierten generosamente su tiempo y el talento que Dios les ha concedido en ayudar y sostener a otros. Pienso en tantos que ofrecen su disponibilidad a las parroquias en un servicio precioso", señaló.
"Algunos –continuó– se dedican al mantenimiento de la casa del Señor, otros dan catequesis, otros animan la liturgia o dan testimonio de caridad. ¿Y qué decir de su papel en el ámbito familiar? ¡Cuántos abuelos se dedican a cuidar de sus nietos, trasmitiendo con simplicidad a los más pequeños la experiencia de la vida, de los valores espirituales y culturales de una comunidad y de un pueblo!".
También recordó cómo "en los países en los que se producía una grave persecución religiosa eran los abuelos los que transmitían la fe a las nuevas generaciones, llevando a los pequeños a recibir el bautismo en un contexto de sufrimiento clandestino".
El Pontífice subrayó que "la iglesia mira a las personas ancianas con afecto, reconocimiento y gran estima". Aseguró que "forman parte esencial de la comunidad cristiana y de la sociedad. Representan las raíces y la memoria de un pueblo".
"Sois una presencia importante, porque vuestra experiencia constituye un tesoro precioso, indispensable para mirar al futuro con esperanza y responsabilidad", dijo ante los asistentes. "Vuestra madurez y sabiduría, acumulada a lo largo de los años, pueden ayudar a los más jóvenes, apoyándolos en el camino del crecimiento y de la búsqueda de un camino propio".
El Obispo de Roma explicó que "los ancianos testimonian que, incluso ante las situaciones más difíciles, nunca hay que perder la fe en Dios y en un futuro mejor. Son como árboles que continúan dando frutos: incluso bajo el peso de los años, pueden ofrecer su propia contribución a una sociedad rica en valores y ayudar a afirmar la cultura de la vida".
Francisco indicó que "en un mundo como el actual, en el que a menudo mitificamos la fuerza y la apariencia, vosotros tenéis la misión de dar testimonio de los valores que realmente importan y que permanecen para siempre, porque están inscritos en el corazón de cada ser humano y están garantizados por la Palabra de Dios".
El Papa concluyó su intervención dando gracias a Dios por "las muchas personas e instituciones que se dedican al servicio diario a las personas mayores, para promover contextos humanos adecuados en los que todos puedan vivir con dignidad esta importante etapa de la vida".
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- ACI Prensa (@aciprensa) 17 de julio de 2016