"Cuando la miseria del otro entra en mi corazón siento misericordia, que no es lo mismo que tener lástima, la lástima es otro sentimiento", señaló el Papa Francisco en un vídeo-mensaje a los participantes del 14° Encuentro Nacional de "Manos Abiertas", una organización de voluntarios de inspiración cristiana que surgió en 1992 en Villa Mayo, Buenos Aires; y que estos días celebra su evento en la ciudad argentina de Santa Fe.
Francisco comentó la parábola del Buen Samaritano aprovechando que el tema del encuentro es "Misericordia, un viaje del corazón a las manos".
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"El corazón, sea el del Buen samaritano como el de Jesús, fue tocado por la miseria: la miseria que vio allí, la miseria de esa madre viuda que vio Jesús, esa miseria de dolor y la miseria de ese hombre apaleado que vio el samaritano".
Así, "el corazón se junta con la miseria del otro y eso es misericordia. Cuando la miseria del otro entra en mi corazón siento misericordia, que no es lo mismo que tener lástima, la lástima es otro sentimiento".
El Santo Padre puso un ejemplo: "Yo puedo tener lástima frente a un animal herido o a una situación, pero misericordia es otro sentimiento, es cuando la miseria del otro, o una situación de dolor, o de miseria, se me metió en el corazón y yo permití que esa situación tocara mi corazón. Yo diría: es el viaje de ida, el viaje de la miseria al corazón. Y este es el camino: no hay misericordia si no se parte del corazón, un corazón herido por la miseria del otro, por una situación dolorosa del otro, un corazón que se deja herir".
El Papa aclaró que "es distinto tener buenos sentimientos, eso no es misericordia, son buenos sentimientos". "Misericordia es ese viaje de ida desde la miseria a mi corazón, asumida por mi corazón, que conmueve mi corazón y que, a veces, lo conmueve de tal manera que el corazón es como una brújula en el Polo Norte, no sabe dónde está parado por eso que está sintiendo".
En el vídeo, el Papa argentino también quiso hablar de la diferencia entre misericordia y lástima. "Primero hay que pedir la gracia de tener misericordia, es una gracia, y se la tienen que pedir al Señor", pero "el único camino para tener la misericordia es a través del propio pecado reconocido por uno y perdonado por el Señor, a través del pecado reconocido y perdonado".
"Solo se puede ser misericordioso si uno se siente realmente misericordiado por el Señor, si no no podés ser misericordioso. Si vos sentís que tu pecado es asumido, perdonado, olvidado por Dios, sos misericordiado, y desde ese ser misericordiado, podrás ser misericordioso. Si la misericordia no parte de tu corazón así, no es misericordia", explicó.
En definitiva, "misericordia es un viaje del corazón a las manos. ¿Qué hago, abro las manos o mi corazón? Las dos cosas. Déjate herir el corazón por la miseria, por la de los otros y por la tuya; déjate misericordiar y empezá el viaje de vuelta, y con tus manos misericordia a los demás derrochando misericordia y amor".
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- ACI Prensa (@aciprensa) 7 de octubre de 2016