La vida digna desde la concepción hasta la muerte natural y la esperanza como don de Dios para ser trabajada por todos para el bien común fueron dos de los principales mensajes del Te Deum ecuménico, con motivo de las Fiestas Patrias de Chile, encabezado por el Presidente de la Conferencia Episcopal y Arzobispo de Santiago, Cardenal Ricardo Ezzati.

La ceremonia realizada este domingo 18 de septiembre, contó con la presencia de la Presidenta Michelle Bachelet, ministros de Estado, representantes de las Fuerzas Armadas y del orden, obispos, sacerdotes, así como líderes de otras confesiones cristianas, musulmanes, judíos y autoridades civiles.

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En su intervención, la Presidenta Bachelet opinó que el mensaje de esperanza del Cardenal Ezzati resulta "muy necesario" ya que "la gente espera: vivir mejor, en paz y con mejores condiciones de vida digna. En eso estamos trabajando".

El Cardenal dijo en su homilía que la esperanza "es lo más urgente que nuestro pueblo necesita, porque la manera como nos situamos ante el futuro, de alguna forma, modela nuestro presente. El futuro repercute en la manera cómo orientamos nuestra convivencia y la vida social".

"Al considerar nuestras propias actividades presentes, descubrimos en ellas una tensión hacia el futuro. (…) Gran parte de nuestras actividades están orientadas hacia lo que aún no poseemos, pero que esperamos llegar a poseer",  agregó el Cardenal Ezzati, en referencia a los grandes temas sociales que se debaten hoy en el país como la defensa de la vida, la educación, los salarios, los inmigrantes, los pueblos originarios, entre otros.

Asimismo, alertó que al dar "cabida en la vida social a una falsa libertad, al imperio de la injusticia, la indolencia, el cinismo, el egoísmo, la crítica destructiva, la desconfianza. Se matan esperanzas alimentando la sensación que los problemas nunca serán resueltos".

"¡Cuántas ilusiones nos vienen vendidas y cuántas nuevas esclavitudes hemos creado en nombre de estos falsos ídolos! ¿Es razonable seguir esperando? ¿No sería más realista dejar de esperar, abriendo espacios a formas anárquicas o centradas exclusivamente en los propios intereses individuales?", interpeló el Cardenal Ezzati.

El Purpurado expresó que el Te Deum es "ya una respuesta" de los creyentes y no creyentes que "en la balanza del corazón" tienen la convicción de que es necesario trabajar movidos por la esperanza porque tiene mayor peso que la desesperación".

"Vivimos una época marcada por un severo espíritu crítico. El escrutinio público es riguroso y las exigencias son, cada día, más altas". Lo anterior hace que "experimentemos fuertemente la insatisfacción" y hace necesario preguntarse por "nuestros modelos de desarrollo, puesto que el tipo de desarrollo que hemos logrado no ha traído el bienestar humano que suponíamos", alertó.

El Cardenal Ezzati destacó el carácter social y comunitario de la esperanza: "lo más genuino del corazón humano no es esperar la felicidad sin los otros, y mucho menos esperarla en contra de los otros. Lo auténticamente humano de la esperanza es su apertura al bien común, es decir, al bien de todos", dijo.

"La fe nos asegura que la fuerza de Dios es siempre más grande que la debilidad humana y más grande que los ataques del mal. Oramos de manera diferente, pero lo hacemos juntos porque nuestros corazones reconocen una esperanza común".

"Esta gran esperanza, que va más allá de nosotros, solo se puede apoyar en Dios, el Padre del universo, que trasciende todo, el único que nos puede dar aquello que nosotros, por nuestras solas fuerzas, no somos capaces de lograr", concluyó el Cardenal Ezzati en su mensaje.

La ceremonia religiosa se destacó además, por el canto  a lo divino (expresión literaria de la cultura popular chilena cantada en décimas) a cargo de Francisco Astorga, cuya letra aludió directamente a la defensa de la vida del que está por nacer, entre otros temas.

"Un llamado a la conciencia no a servirse si a servir. Construir sin destruir con razón no con violencia. Nunca olvides la inocencia en un vientre concebida. Voz silenciosa no oída por tu egoísmo tirano. Donde está el derecho humanos donde el derecho a la vida", entonó Astorga.

Asimismo, algunas familias, embarazadas, adultos mayores y representantes de inmigrantes, mapuches, aimarás y fuerzas armadas entregaron ofrendas florales al Cristo Crucificado que presidió la Primera Junta Nacional de Gobierno el 18 de septiembre de 1810.

Lea el mensaje completo AQUÍ.

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