La Madre Angélica no sólo dejó una huella profunda en el mundo de las telecomunicaciones sino sobre todo en el corazón de las personas, especialmente en quienes conocieron a la fundadora del canal católico EWTN. Una de ellas es Sue Kimbrell, que la conoció hace 44 años cuando era niña.
Ella contó el viernes 16 de septiembre, durante la inauguración de la calle en honor a la Madre Angélica en Irondale, Alabama (Estados Unidos) que se hizo amiga de la religiosa y contó cómo ella ayudó a su familia cuando perdieron a sus padres.
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La madre de Kimbrell murió en 1968 a causa de un cáncer y dejó a su esposo a cargo de cuatro hijas cuyas edades estaban entre los 8 y 15 años. Por motivos laborales la familia se mudó a Irondale en 1972.
Kimbrell recuerda que cuando llegaron a "ese lugar silencioso en el campo" le dio curiosidad "esa hermosa iglesia y esa casa de mujeres con vestidos marrones que trabajaban en el jardín. Crucé la calle y llegué a uno de los lugares más serenos que había encontrado". Allí "conocí a una mujer muy dulce que también tenía curiosidad por sus nuevos vecinos. Dijo que su nombre era Madre Angélica, pero que podía llamarla Madre si quería".
La Madre Angélica le preguntó cómo había llegado a Irondale y "fue por su dulce naturaleza y su serenidad que le conté cómo había perdido a mi mamá por el cáncer y cómo mi papá estaba haciendo lo mejor para cuidarnos y proveernos. Nos hicimos amigas y cuando tenía tiempo iba al monasterio para visitar a la madre. No le importó que yo fuera a una iglesia bautista, ella no trató de cambiar mi religión, ella me mostró la atención y siempre me recibió con un abrazo".
La mujer contó que la Madre Angélica criaba gallinas, pollos y cuando ella iba a visitarla, la religiosa le preguntaba si su familia tenía suficiente para comer y le ofrecía huevos para que los comparta con sus hermanas.
Dos años después el padre de Kimbrell murió en un accidente de tren el 26 de octubre en el año 1974. Los vecinos escucharon la noticia en la radio. Kimbrell dijo que su hermana mayor estaba en la universidad y ella estaba en casa con sus hermanas menores. "Fue devastador, especialmente para nosotras porque lo supimos por los vecinos y no de nuestra familia que vivía al otro lado del pueblo", recordó.
Mientras esperaban a que su familia llegara, ella estaba mirando por la ventana y vio que la Madre Angélica y otra hermana se acercaban. "Yo quería verla y contarle lo que había pasado esa mañana. Ella me dijo que ya lo sabía por las noticias y que había venido para orar conmigo y asegurarme de que Dios no nos abandonaría. También que estaba allí por si necesitábamos algo".
"No sé cómo salimos adelante pero lo hicimos y ella tuvo razón. Dios no nos abandonó, más bien nos ha dado muchas bendiciones y yo creo que Él escuchó las muchas oraciones que la Madre hizo por nosotras", manifestó.
Pasaron los años y Sue Kimbrell supo que siempre podía llamar a la Madre Angélica para cualquier cosa que necesitara. Incluso recuerda con humor que frecuentemente su caballo saltaba la cerca, se iba al monasterio para "visitar los jardines de la madre" y ella recibía una llamada telefónica pidiéndo que "por favor sacara a mi bebé de sus flores".
Cuando EWTN se estableció, "hablamos de lo emocionada que estaba por esparcir la palabra de Dios a las personas. Su sueño finalmente se iba a realizar".
Kimbrell se entristeció mucho tras la mudanza de Madre Angélica de Irondale, pero "ella me dejó con muchas bendiciones y lecciones. Ella me enseñó que el amor no tiene fronteras y que todos somos una gran familia".
"Me siento feliz de haberla conocido personalmente y confiada en saber que ella está en el cielo y que todavía me tiene en sus oraciones", concluyó.
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- ACI Prensa (@aciprensa) 29 de marzo de 2016