La deportista Carolina Marín ha pasado a la historia por ser la primera mujer no asiática en ganar una medalla de oro en bádminton en los recientes Juegos Olímpicos de Río 2016. Una de sus primeras paradas tras regresar a España ha sido el Santuario de la Virgen del Rocío, en Almonte (Huelva) donde ofreció a la Virgen su triunfo y su galardón.

 

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Marín acudió el pasado martes a aldea de El Rocío, en Almonte (Huelva) junto con su familia para rezar ante la Virgen.

Con un tuit en las redes sociales, Carolina Marín ha demostrado su devoción y agradecimiento a la Virgen del Rocío después de conseguir el máximo galardón en los Juegos Olímpicos.

La deportista es reconocida devota de la Virgen del Rocío. Muestra de ello fueron sus lágrimas de emoción cuando el pasado jueves en el Ayuntamiento de Huelva le cantaron la salve rociera.

Según declararon, tras rezar en el altar, subieron al camarín para que la campeona olímpica pudiera pasar la medalla de oro por el manto de la Virgen. Un gesto que ya había hecho cuando ganó el campeonato del mundo.

Gonzalo Marín, padre de Carolina, confesó a varios medios de comunicación que días antes de que comenzaran los Juegos Olímpicos acudió a la ermita para rezar ante la Virgen del Rocío por su hija.

La Virgen del Rocío, también conocida por otras denominaciones, como "Blanca Paloma" o "La Reina de las Marismas" es una advocación mariana que se venera en la ermita de El Rocío en Almonte (Huelva). La romería que se realiza en su honor es una de las más importantes de España, y congrega cada año a más de un millón de personas.

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