Después de un reciente informe que confirmó el aumento de la violencia contra los niños en las zonas de conflicto, la Santa Sede pidió a las Naciones Unidas y a los gobiernos locales proteger a los jóvenes inocentes que están atrapados en el fuego cruzado de la violencia en todo el mundo.
"Nunca en la memoria reciente han sido sometidos tantos niños a esta violenta brutalidad: niños utilizados como soldados, terroristas suicidas, esclavos sexuales y recolectores desechables de información de inteligencia en las operaciones militares más peligrosas", afirmó el Arzobispo Bernardito Auza, Nuncio Apostólico y Observador Permanente de la Santa Sede ante la ONU en Nueva York.
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"Estos crímenes deben ser condenados en los términos más enérgicos posibles", sostuvo.
Las declaraciones del Arzobispo se produjeron durante el debate abierto del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas sobre Niños y Conflictos Armados, realizado a principios de este mes.
El Consejo revisó el informe de la Secretaría General sobre los niños atrapados en los conflictos armados, que confirmó que el año 2015 solamente trajo un "aumento de la intensidad de violaciónes graves".
El informe también señala que decenas de miles de niños y niñas han sido víctimas de reclutamiento forzado, violencia sexual y tortura en medio del caos de las zonas de conflicto. Sólo en 2015 se reportaron más de cuatro mil secuestros .
A pesar de algunos avances como la legislación contra el terrorismo, Mons. Auza pidió a la ONU y a los gobiernos locales dar más pasos. El Prelado filipino sugirió un programa de reintegración para la recuperación de niños soldados y víctimas de abuso sexual como una forma de curar las heridas infligidas a los inocentes.
"Una solución a la difícil situación de los niños atrapados en los conflictos armados, en particular los niños soldados, requiere de una sensibilidad para encontrar formas de reintegrar a estos niños a sus propias comunidades", señaló el Arzobispo.
Además, alentó a una actitud de piedad y confirmación dentro de las comunidades donde los niños son reintegrados, y se manifestó en contra de cualquier perjuicio que pueda obstaculizar la aceptación de estos niños dentro de sus familias.
"Si somos testigos de actos barbáricos que van más allá de la imaginación de cualquiera y que son cometidos también por niños soldados, debemos recordar que estos niños son explotados y manipulados en lo que se han convertido", declaró Mons. Auza, y agregó que "también tenemos que construir caminos para el asesoramiento y la reconciliación".
El Arzobispo denunció los continuos ataques aéreos contra escuelas y hospitales como una indiferencia intencional a las leyes internacionales humanitarias. Llamó a las Naciones Unidas a "implementar medidas más fuertes para la protección de los niños en los conflictos armados".
"En la lucha contra los grupos armados no estatales y el terrorismo, se pide a los Estados garantizar que sus respuestas a todas las amenazas contra la paz y la seguridad sean llevadas a cabo en plena conformidad con el derecho internacional humanitario, para asegurar que los niños no sean víctimas dos veces", sostuvo el Arzobispo.
Al pedir el apoyo de las comunidades internacionales, Mons. Auza señaló que "la obligación de poner fin a los actos de barbarie contra los niños atrapados en los conflictos armados nos compete a cada uno de nosotros".
"La Santa Sede espera que la situación de los niños atrapados en los conflictos armados despierte las conciencias, que lleven a un cambio de corazón e inspiren a todas las partes a deponer las armas y tomar el camino del diálogo".
Traducido y adaptado por Bárbara Bustamante. Publicado originalmente en CNA.
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- ACI Prensa (@aciprensa) 20 de julio de 2016