Las banderas de varios países del mundo ondean en este lugar. Los jóvenes se saludan aunque no se conozcan o no hablen el mismo idioma, se preguntan de dónde son, se toman fotos e intercambian algún distintivo. Cantan y rezan juntos en un ambiente de alegría.
Esta es la experiencia de los peregrinos que llegan al Santuario de la Divina Misericordia ubicado en Cracovia, Polonia. Este es un lugar importante porque allí se conserva las reliquias de Santa Faustina, una de las patronas de esta Jornada Mundial de la Juventud (JMJ); así como la pintura original del Señor de la Divina Misericordia.
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Además, el Papa Francisco visitará el Santuario el sábado 30 de julio como parte de su itinerario en Polonia y confesará a cinco jóvenes.
En el Santuario se celebra varias misas al día. Es administrado por la Congregación de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia y fue fundado en 1997.
ACI Prensa conversó con algunos peregrinos quienes compartieron su experiencia. Cecilia De Manises tiene 16 años y ha venido desde Londres con un grupo de ocho personas. Ella comentó que "es increíble estar en el Santuario de la Divina Misericordia" y que ver a los peregrinos de todo el mundo "me parece genial porque no se ven muchos jóvenes católicos de Inglaterra, es como un país congelado".
Valdez Guivala es un joven de Mozambique (África), que se siente "muy feliz por estar aquí en una tierra santa donde nació San Juan Pablo II. La fe crece porque al ver a tantos jóvenes que aman a Dios realmente es hermoso".
El joven indicó que su viaje fue patrocinado por los salesianos y que han venido cerca 71 peregrinos de su país.
Annie Digiano llega de Massachusetts, Estados Unidos. Tiene 17 años y esta es su primera JMJ. Ha venido con otros 24 peregrinos: "estoy muy feliz y honrada de poder hacer esta peregrinación y experimentar como todas estas culturas diferentes se unen para convertirse en una bajo la fe. Es muy especial porque todos hablan distintos idiomas y viene de otros países pero tienen el mismo amor por Jesucristo", dice a ACI Prensa.
Steven Portugués Durand tiene 29 años y es de Costa Rica. Para él, estar en el Santuario y la JMJ es "muy bonito, la gente es muy acogedora". Él pertenece a una delegación de más de 200 jóvenes y estuvo en el Santuario con 18 de ellos.
Considera que los peregrinos llegan al lugar porque "cada uno busca un encuentro personal. También creo que cada uno puede dar su testimonio y su ejemplo como persona".
Regina Pichardini tiene 16 años, es de México y llegó a la JMJ a través del Opus Dei. Comentó que ella y 13 sus amigas están muy contentas en Cracovia. "Estar aquí es padrísimo, hemos pasado por muchas puertas de la misericordia y estamos muy contentas. Aquí conoces gente de todos lados y de tu estilo de vida", dijo.
Pawei y Piotr Skitek son dos hermanos polacos. Como anfitriones se sienten "muy contentos de poder recibir a los jóvenes de distintos países, de hablar con ellos y de mostrarles nuestra cultura. Es hermoso".
Mons. Mark Seitz, Obispo de la diócesis de El Paso en Texas (Estados Unidos), comentó a ACI Prensa que para un joven católico es importante estar en la JMJ "para que vea que no está solo en el mundo. Nos volvemos más fuertes cuando compartimos nuestra fe con los demás".
"Es una oportunidad para que todos nosotros renovemos la fe. Cuando llegamos aquí podemos ver que no estamos solos, pertenecemos a un cuerpo que es mundial. Esta es la capital de la Misericordia y nos recuerda de que siempre podemos empezar de nuevo", añadió.
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- ACI Prensa (@aciprensa) 25 de julio de 2016