El Arzobispo de Caracas y Primado de Venezuela, Cardenal Jorge Urosa, señaló que el gobierno de Nicolás Maduro "no escucha al Papa ni al Episcopado venezolano" y lamentó la actitud del régimen de no permitir que ingresen las donaciones de medicinas y alimentos para aliviar las necesidades de la población, que enfrenta una crisis cada vez más grave.
En declaraciones difundidas ayer 19 de julio por Radio Vaticana, el Purpurado indicó que "es verdad" que el Papa Francisco y la Santa Sede siguen con mucha atención la situación en el país sudamericano.
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Sin embargo, "el gobierno no escucha al Papa ni al Episcopado venezolano. Nosotros, desde hace mucho tiempo, con una actitud positiva, una postura respetuosa, hemos presentado los problemas, los errores, las soluciones, pero el gobierno no escucha. Este es un problema muy serio y es una lástima, porque la situación del país no ha hecho otra cosa que agravarse siempre más".
El Arzobispo de Caracas recordó que el 12 de julio la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) publicó una exhortación que advierte de la "situación extremamente grave" que enfrenta el país, con una gran escasez de alimentos "y al mismo tiempo, un costo altísimo de los mismos debido a una inflación que está ya al 400% respecto al año pasado".
"En este sentido, hemos invitado al gobierno nacional a resolver este problema y garantizar al pueblo venezolano el derecho a la alimentación", indicó.
Sin embargo, reiteró, "lamentablemente el gobierno no escucha ni siquiera" el pedido de los médicos venezolanos, que a través de la Iglesia y del Papa le solicitaron en junio que deje entrar las medicinas esenciales.
"Ya desde hace varios meses la Iglesia está pidiendo al gobierno la autorización para que lleguen los productos –tanto alimentos como medicinas– que muchas personas del exterior, pertenecientes a organizaciones no gubernamentales o eclesiásticas, quieren enviar". "Pero el gobierno niega constantemente esta autorización. Es algo deplorable y nosotros naturalmente no comprendemos cuáles son las razones del gobierno", expresó.
Producto de la crisis, el domingo 17 de julio más de 63.000 venezolanos cruzaron la frontera con Colombia –abierta solo de 6:00 a.m. a 5:00 p.m.– para comprar alimentos en Cúcuta. Esta es la segunda vez que Maduro abre temporalmente la frontera. La primera vez fue el 10 de julio y cruzaron unas 35.000 personas.
El detonante fue el paso de unas 500 mujeres el 5 de julio, que ingresaron a la fuerza al país vecino para adquirir alimentos y advirtieron que volverían a repetir esta acción.
En su exhortación, la CEV señaló que el episodio del 10 de julio "es prueba evidente de la crisis".
Durante la entrevista, con Radio Vaticana el Purpurado también abordó la violencia que se vive en las calles, con saqueos de negocios de alimentos, así como el ataque contra un grupo de seminaristas el 1 de julio.
Indicó que fue "un hecho, podemos decir, accidental, deplorable, de parte de un grupo de personas armadas que en Mérida buscaban impedir una manifestación de la oposición y, lamentablemente los seminaristas –que no se presentaban como tales, porque vestían de civiles– pasando por ahí fueron agredidos".
"Ahora –advirtió– lo que de verdad da fastidio es que el gobierno en vez de ocuparse, en vez de escuchar, de considerar o estudiar las propuestas que hacemos los obispos venezolanos, simplemente ataca a los obispos con argumentos absurdos" y "nos califica de golpistas". Esto, afirmó, "es totalmente falso. Nosotros, de ninguna manera hemos participado en conspiraciones contra el gobierno nacional".
El Arzobispo señaló que la actitud de los obispos siempre ha sido llamar al diálogo. "En este momento hemos pedido al gobierno que se ocupe no solo del pedido del Episcopado, sino también de un gran número de personas que quieren soluciones democráticas a la crisis política, alimenticia y de medicinas".
"Nosotros –afirmó–, tenemos siempre una actitud positiva, con la mano extendida, para ayudar a resolver los problemas del pueblo venezolano".
En mayo, el Secretario para las Relaciones con los Estados del Vaticano, Mons. Paul Richard Gallagher, tenía previsto un viaje a Venezuela para participar en la ordenación episcopal del sacerdote Francisco Escalante, nombrado Nuncio Apostólico en la República del Congo.
Sin embargo, aunque no era una misión diplomática, el Prelado tuvo que cancelar su viaje obligado "por motivos que no dependen de la Santa Sede".
El 19 de mayo el presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela (Parlamento), el diputado opositor Henry Ramos Allup, afirmó en Twitter que esta suspensión "fue pedida por el régimen de Maduro. Miedo trágico".
Esto se sumó a la decisión de Maduro de suspender el 7 de junio de 2015 la audiencia que tenía programada con el Papa.
El mandatario adujo problemas de salud y afirmó que buscaría una nueva fecha para encontrarse con Francisco, sin embargo, hasta el momento no se ha informado que el presidente venezolano haya solicitado una próxima audiencia con el Pontífice.
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- ACI Prensa (@aciprensa) 13 de julio de 2016